Este 2020 será un aniversario atípico para Progreso. Un año marcado por retos y obstáculos por vencer, donde se puso a prueba todo lo que ha sido durante los últimos 121 años como compañía: una familia diversa, sonriente, trabajadora y orgullosa. Una familia con ADN Progreso.
Si bien no hay un registro histórico detallado de la manera como el fundador Carlos Federico Novella Kleé , junto al equipo de colaboradores, enfrentó la fiebre española que azotó el mundo en 1918, su actual CEO José Raúl González, actual CEO de Progreso destaca: «Lo que si sabemos es que lograron superarla contando con muchos menos recursos de los que tenemos hoy día».
El pasado de la compañía, que inició en 1899, respalda la manera que se ha adaptado a los cambios en más de 120 años de fundación. Ser pioneros en el sector en Latinoamérica dio un giro de 180 grados al futuro de Guatemala. Desde ese entonces, han sido un ejemplo de resiliencia.
«La esencia de lo que hemos creado en todos estos años es una familia, y por definición las familias siempre permanecen unidas”: José Raúl González, CEO de Progreso.
Los inicios de Cementos Progreso
Progreso nació como una de las primeras plantas de cemento en Latinoamérica. La planta en la Pedrera, tenía en ese entonces una producción de 100 sacos diarios para el consumo nacional. Luego tras el terremoto en la década de los 20, la demanda del cemento aumentó. De esta manera, se hicieron las primeras exportaciones a El Salvador y Honduras.
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La demanda de cemento que por décadas se ha incrementado en el país, provocó la ampliación tres veces de la planta La Pedrera, la última en 1963. En 1971 inició la construcción de la primera línea en la planta San Miguel. En 1978, se construyó la Segunda Línea y se legalizó el nombre de Cementos Progreso, S.A. Ya para 1996 se principió la construcción de la Tercera Línea que arrancó en 1998, un año antes del centenario.

Su CEO, por medio de un mensaje electrónico, donde resalta que se debe «seguir construyendo juntos el país donde queremos vivir», señala que se «siente tranquilo», ya que las futuras generaciones de Progreso juzgarán positivamente el liderazgo mostrado en la crisis generado por el covid-19.
«Por la solidaridad hacia nuestros compañeros y nuestras comunidades. Por el comportamiento ético en el tratamiento de la pandemia. Y, especialmente, por el compromiso con la sostenibilidad de nuestras operaciones«, indica.
El 2020 quedará grabado en la historia de Progreso como el año donde se vieron enfrentados al reto más complejo que ha tenido en 121 años: la pandemia del coronavirus. Sin embargo, como agrega González, también quedará registrado por «la resiliencia que nuestra generación ha demostrado en la forma como lo hemos enfrentado».
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