7 mitos y realidades sobre la construcción sostenible en Guatemala

Expertos no lo ven como una “moda”, sino más bien de que el mercado ya entendió la necesidad y los beneficios de tener un proyecto sostenible.
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En Guatemala, se han otorgado certificaciones con estándares internacionales y locales en más de 630.000 metros cuadrados. Foto: GGBC

La construcción sostenible no es una “fantasía” que los desarrolladores inmobiliarios se sacaron de la manga para “maquillar” sus proyectos. Tampoco es una “moda” exclusiva de los países desarrollados con realidades ajenas a Guatemala. Si bien hay mitos alrededor de este concepto, tres expertos en la materia desmintieron, al menos, siete de ellos.

La Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Guatemala (ADIG) y el Guatemala Green Building Council (GGBC) organizaron el Foro Desarrollo Inmobiliario Sostenible, en donde se expusieron mitos y realidades de la construcción sostenible, contado por sus protagonistas.

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Nina Lacape (der.), representante de ENVIRO, durante su participación en el converatorio. Foto: B. Palacios/RI

Con la ayuda de Nina Lacape, de ENVIRO, Sofía Valenzuela, de W502 y Alejandro Rivera, de NÁRUM, todos expertos en temas de construcción sostenible y certificaciones de sostenibilidad en proyectos inmobiliarios en Guatemala (y otros países) desmitificaron una serie de narrativas erróneas que se suelen escucharse en la industria local.

Muchos de estos mitos evitan que las empresas y muchos actores de la industria se involucren en el desarrollo sostenible. Lo que queremos ver es cómo estos mitos o rumores son falsos”, comentó Marcos Penados, de ASTY Desarrollos y moderador del foro.

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7 mitos sobre la construcción sostenible

Mito #1 – La construcción sostenible es demasiado costosa

Lacape: “Al principio de la vida de un proyecto tenemos mayor oportunidad de mejoras. Conforme pasa el tiempo, la oportunidad desciende. Pasa lo contrario con el costo de las modificaciones, que al inicio son bajas y después se incrementan con cada cambio.

En nuestra experiencia, la implementación de todas las estrategias y de una certificación de sostenibilidad puede llegar al 2 % del presupuesto. Ese 2 % busca meras de sostenibilidad y mejoras. En la versión tradicional, tenemos un rubro de imprevistos que se eleva, muchas veces superando un 2 % (del presupuesto)”.

Mito #2 – Los materiales difíciles de conseguir

Valenzuela: “El mercado de Guatemala se ha transformado. Cuando empezamos hace 13 años ese camino de la sostenibilidad, llamábamos a los proveedores para requerir información técnica y terminaban colgando (el teléfono) porque nadie podía compartir la información. Ahora hay mejoras, se capacita a los vendedores.

Los proyectos sostenibles requieren de una ficha técnica con datos, no es sostenible porque alguien lo dice. Debe tener un respaldo. El mercado global también creció con su oferta de productos y la tecnología de los materiales que ahora recibimos en Guatemala, también tenido un impacto positivo”.

Mito #3 – Solo es para proyectos nuevos

Rivera: “Eso es algo asociado a que el concepto de sostenibilidad en muchos ámbitos se considera nuevo. Pero ha existido desde hace muchos años.

Si bien antes no recibían el nombre de ‘edificio verde’, se sabe que culturales ancestrales utilizaban recursos eficientemente y valoraban temas, que ahora les llamamos ‘productos regionales’, además de materiales aislantes (adobe, ladrillos de arcilla) o la orientación de las edificaciones para aprovechar los recursos naturales. Es un concepto que ha estado a lo largo de los siglos.

Incluso, en el caso de las construcciones existentes, hay certificaciones que se pueden aplicar. LEED y EDGE que se pueden aplicar a edificios ya construidos. Y como dicen: ‘El edificio más sostenible es el ya construido’. Eso se debe a que la energía incorporada de los materiales y el proceso constructivo tienen un impacto en el ambiente. Por eso los edificios que ya operan pueden recibir mejoras para favorecer sus indicadores de sostenibilidad”.

Mito #4 – Es una moda pasajera

Valenzuela: “La construcción sostenible no es algo nuevo. Es algo de lo que se habla desde hace décadas. La primera versión de LEED data de hace 25 años. Y en Guatemala, hay proyectos certificados desde hace 12 o 13 años. No creemos que sea algo ‘nuevo’. Lo que sí vemos es que desde 2021 hubo un crecimiento exponencial en el interés de certificar proyectos.

No lo vemos como una moda, sino más bien de que el mercado ya entendió la necesidad y los beneficios de tener un proyecto sostenible. Las empresas ya no lo hacen por solo liderar. Llegamos a un punto en el que las empresas no se quieren quedar atrasados, se quieren subir al barco y no quedarse atrás”.

Mito #5 – Es una cosa solo del “medioambiente” y “de hippies”

Lacape: “En los aspectos económicos se sabe que la construcción sostenible tiene ahorros significativos a largo plazo. La producción en costos de energía o agua es algo importante que contribuye a la sostenibilidad. Además, está la creación de empleo y la innovación tecnológica.

Por otro lado, en el aspecto social, recordemos que la sostenibilidad está enfocada en mejorar la calidad de vida de las personas y tener mejores espacios. Eso significa mejoras en los lugares donde vivimos o trabajamos, con mejor calidad de aire o luz natural, con acceso a espacios verdes, entre otros. Son beneficios para nosotros como personas y sociedad”.

Mito #6 – Es exclusivo de los países desarrollados

Rivera: “Hay un tema de responsabilidad porque los países en vías de desarrollo no son los principales contribuyentes a temas de cambio climático. Sin embargo, muchas veces somos los más vulnerables. Guatemala es un país altamente vulnerable. Por eso debemos ir más allá del argumento de responsabilidad. Debemos asumir ese rol de construcción sostenible como la nueva norma.

Es clave para los países en vías de desarrollo porque detrás de ello hay un tema de urbanización. Guatemala pasó de ser un país principalmente rural a ser urbano. Hay déficit habitacional —cuantitativo y cualitativo—, las ciudades intermedias, el cono demográfico. Todos estos asuntos son relevantes para la industria y tienen que ver mucho con la construcción sostenible.

En Guatemala se va a construir muchísimo, lo estamos viendo ahora. Todos estos proyectos nuevos si no vienen conceptualizados y tomando aspectos de sostenibilidad vamos a sufrir las consecuencias por muchísimos años.

Se estima que la cantidad de edificios en el 2050 se va a duplicar, y en Latinoamérica ese dato será mayor. Se calcula que el 65 % de los edificios nuevos se construirán de aquí a 2050, liderado por 11 millones de edificios de tipo residencial. Habrá mucha construcción y lo que deberíamos buscar como industria es desarrollar sin cometer los errores del pasado. Tenemos esa oportunidad de que nuevos proyectos tengan enfoques de sostenibilidad

Además, no debemos cometer el error de creer que esto es solo para edificios lujos. Por ejemplo, el primer proyecto con una certificación Casa Guatemala es un proyecto tipo MUVIS. EDGE, de hecho, se conceptualizó para países en vías de desarrollo y proyectos de vivienda específicamente, luego se diversificó hasta estar en unos 170 países y distintos usos. Es clave para nuestros países pensar en sostenibilidad pensada en la industria de la construcción”.

Mito #7 –   No hace la diferencia en el impacto ambiental

Lacape: “Hemos escuchado comentarios de desarrolladores que dicen ‘Muy bonito, pero cómo voy a evidenciar mi edificio certificado’. A simple vista, no es fácil verlo. Eso es parte de lo que debemos trabajar para pasar de una mentalidad de que no es una ‘estrellita en la frente’. Es parte del ADN de una empresa y cómo se ve a futuro. Cuál es su marca y cuál es su huella.

La construcción tradicional tiene un impacto muy grande en el medioambiente porque tiene un consumo bastante importante de recursos naturales, produce muchos desechos y contribuye a emisiones de gases de efecto invernadero. Pero las certificaciones de sostenibilidad están hechas específicamente para reducir este impacto. Sí, se puede hacer.

Las certificaciones tienen varios ejes que sí pueden tener un impacto positivo en el medioambiente. El primero sería la eficiencia energética. Todos los edificios sostenibles están diseñados para tener eficiencia energética: Aislantes térmicos, iluminación eficiente o ventilación natural. Por ejemplo, en la certificación EDGE, el mínimo que se debe lograr para los países en vías de desarrollo es el 20 % de eficiencia energética.

Otro, puede ser la concientización en los recursos naturales. El primero es el agua. La reducción del agua también está ligada en la certificación EDGE, con un 20 % como mínimo. En términos de eficiencia de agua también está cómo reutilizar el agua o de lluvia o las aguas grises tratadas.

También, el uso de materiales renovables. Eso también es impulsado por las certificaciones y la construcción sostenible. Un material renovable tiene menor impacto y huella. Y la reducción de desechos, es importante tener un plan para reducir la cantidad de desechos que generará la obra. Eso también es un prerrequisito.

Y por último, tener en cuenta la ubicación de los proyectos para que se construyan en ambientes urbanos con buen transporte, para reducir el impacto que tiene el transporte en el cambio climático”.

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