Al adoptar un enfoque centrado en el automóvil, los planificadores urbanos reorganizaron las ciudades para separar el tráfico. Irónicamente, las ciudades se empezaron a diseñar para los automóviles, no para humanos. Aunque, como casi siempre, hay una excepción a la regla, ese es el caso de Copenhague.
La pirámide del tráfico se invirtió en la ciudad europea, dando prioridad a los modos de transporte sostenibles y eficientes en el espacio sobre los vehículos combustión interna. Los peatones recuperaron el espacio público y las bicicletas hicieron lo mismo.
Como resultado, la capital de Dinamarca busca fomentar el ciclismo y hacer que sus calles sean amigables con las bicicletas. Copenhague, conocida como una de las ciudades más felices del mundo, es pionera en el tema.
Sus habitantes no andan en bicicleta porque la prefieran a otros medios de transporte, sino porque es una manera rápida, segura y fácil de moverse en sus rutinas diarias.
La transformación favorable de Copenhague
Copenhague ha sido nombrada Capital Mundial de la Arquitectura por la Unesco-UIA para 2023 y albergará el Congreso Mundial de Arquitectos de la UIA.
Su elección responde a su fuerte legado y liderazgo mundial en arquitectura y desarrollo urbano innovador. Esto incluye, por supuesto, los avances de la ciudad hacia el transporte sostenible, particularmente con bicicletas.
La capital danesa ofrece una variedad de condiciones favorables para el ciclismo, que incluyen terreno llano, una densa proximidad urbana y distancias cortas. Pero lo que realmente lo distingue es el buen diseño.
El pensamiento creativo de los arquitectos y las altas inversiones en infraestructura es lo que convirtió a Copenhague en una de las ciudades con más ciclistas del mundo.
Sin embargo, tener ese lograr ese prestigio requirió adoptar de una serie de medidas:
— Estacionamientos de bicicletas bien pensados
— Ciclovías anchas
— Puentes sin autos
— Zonas para pedalear libremente
— Redes ciclistas conectadas con espacios públicos y privados.
Si bien las ciudades centradas en el automóvil tienden a simplemente construir más ciclovías para satisfacer la demanda, Copenhague presta atención a la calidad, no solo a la cantidad.
Los arquitectos diseñan la infraestructura necesaria para que los residentes puedan moverse cómodamente y, al mismo tiempo, disfrutar de hermosos paisajes y participar de la vida urbana.
En última instancia, estas transformaciones urbanas y arquitectónicas favorables a las bicicletas alentaron a las personas a usar mucho menos sus automóviles.
De la mano de la sostenibilidad y el estilo de vida saludable, el fenómeno de las dos ruedas cambió por completo la forma de diseñar la ciudad y sus edificios.
Entonces, ¿cómo se estableció Copenhague como una de las ciudades más amigables con las bicicletas del mundo?
A continuación, te compartimos las obras urbanas y arquitectónicas que hicieron posible una cultura ciclista exitosa.
Puentes sin automóviles
The Bicycle Snake
Copenhague está atravesada por canales y prácticamente rodeada de agua. Los puentes, por tanto, forman parte de su identidad. Esto incluye una serie de puentes libres de automóviles, diseñados exclusivamente para peatones y ciclistas.
The Bicycle Snake, por ejemplo, es una ciclovía naranja que conecta dos partes principales de la ciudad, elevando a los ciclistas siete metros sobre el nivel del mar.
A medida que desciende la estructura de acero, las curvas controlan la velocidad de la bicicleta y luego se conectan con otros puentes en el puerto para crear una ruta continua y eficiente.
Cirkelbroen
El Puente Cirkelbroen es un hito arquitectónico, descrito por muchos como uno de los más bellos. Consta de cinco plataformas circulares de varios tamaños con mástiles de diferentes alturas, la estructura se asemeja a una serie de yates de vela colocados uno al lado del otro.
El diseño en zigzag hace que los usuarios disminuyan la velocidad y los anima a tomar un descanso, creando un lugar de encuentro y mejorando la conectividad.
Alrededor de 5.000 personas cruzan el puente cada día, entre ciclistas, corredores y peatones disfrutando del puerto de Copenhague desde un punto de vista privilegiado.
Lille Langebro
El puente de 160 metros conecta uno de los barrios más pintorescos de Copenhague, Christianshavn, y el centro de la ciudad.
Con un diseño elegante y moderno, la estructura aparece como una cinta retorcida sobre el agua. Se caracteriza por tres conceptos.
Primero, una forma curva que se alinea y evoca el gran arco de las paredes y el foso de Christianshavn. En segundo lugar, el puente se presenta como dos alas a los lados que definen un borde muy afilado, dividiendo la luz de la sombra.
Por último, el perfil curvo del puente produce un impresionante espectáculo visual cuando las dos secciones oscilantes se abren al tráfico marítimo.
Estacionamientos de bicicletas
Plaza Karen Blixens Plads
Ninguna ciudad que fomente el uso de bicicletas puede funcionar sin un estacionamiento idóneo. Y en Copenhague, los arquitectos han encontrado formas creativas e innovadoras de integrarlos sin alterar la vida urbana.
El estacionamiento situado en la plaza pública Karen Blixens Plads es un excelente ejemplo. Se ubica entre la Universidad de Copenhague y la Biblioteca Real Danesa, la plaza es una de las más grandes de la capital danesa.
Partes de la superficie ondulada se diseñó como pequeñas colinas que cumplen diferentes funciones, incluido el estacionamiento de bicicletas de alta capacidad con espacio para 2.000 bicicletas.
De esta forma, el diseño práctico y divertido hace que la bicicleta sea fácil de usar sin interferir demasiado con el espacio libre.
Edificios que integran bicicletas
Torre Maersk
Otra forma de consolidar la cultura de la bicicleta es fusionar edificios con redes de bicicletas.
La galardonada torre Maersk, por ejemplo, hace esto mediante la incorporación de un carril para bicicletas flotante en zigzag y un camino peatonal a su alrededor. Su diseño permite el acceso público y conecta el campus con las calles a su alrededor.
Siguiendo una forma orgánica, la plataforma empinada y ondulada permite a los usuarios acercarse a la torre, brindando vistas de las áreas verdes cercanas y las calles de la ciudad.
La ciclovía desemboca en una especie de sótano para bicicletas, donde la puerta se abre de manera automática cuando se acerca un ciclista.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida por Dosmundos productos vivos (@soydosmundos)
En resumen, estas medidas amigables de Copenhague con las bicicletas alientan a los ciudadanos a experimentar la arquitectura con una profunda confianza.
Según ArchDaily, se “requiere interés, inversión, un conocimiento profundo de los patrones urbanos” y, sobre todo, una buena arquitectura, inteligente y creativa.
“Copenhague adopta con gracia estos criterios, demostrando al mundo que el futuro de la movilidad sostenible puede ser sobre dos ruedas, no sobre cuatro”, concluye el artículo.