¿Cómo pueden volverse las ciudades más habitables, con aire limpio y espacio para las personas? De estas cuestiones se ocupan planificadores urbanos porque se necesita con urgencia una revolución. A continuación, tres ciudades europeas que transforman a un ritmo muy rápido su infraestructura urbana.
París, Francia
En París, la alcaldesa Anne Hidalgo cerró la autopista de la ciudad a orillas del Sena para convertirla en un paseo.
Al mismo tiempo, una red de metro más densa, e incluso taxis aéreos, podrá facilitar la movilidad sin coches.
En el futuro, los ciudadanos deberían poder vivir, trabajar e ir de compras en sus propios distritos.
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La idea es que ningún viaje dentro de la ciudad tenga que durar más de 15 minutos, un concepto que adaptan cada vez más ciudades europeas y otras partes del mundo.
Barcelona, España
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cerró barrios enteros a los automóviles para reducir la contaminación del aire.
Además, en la ciudad hay ciclovías, de forma que el automóvil pronto pueda volverse innecesario, incluso para empresas y empleados.
Berlín, Alemania
En Berlín, se construye una ciudad modelo en los terrenos del antiguo aeropuerto de Tegel. Se la dotará de estaciones de vehículos compartidos para hacer innecesario el auto propio.
El objetivo: Más espacio para ciclistas y personas que viajan a pie. Sin embargo, estas visiones siempre encuentran resistencia. La transformación suele tardar mucho más de lo previsto, según sus detractores.
