Irving Godínez: El sueño intacto de querer terminar la carrera de arquitectura

Irving Godínez, 45 años, está sentado en la sala de reuniones de una oficina de arquitectura. Con una sonrisa y una mirada nerviosa, comparte su deseo de convertirse en arquitecto.

“Se preguntarán qué hace alguien de mi edad estudiando una carrera tan demandante. La respuesta es simple: estoy persiguiendo mi sueño”, comenta al indicar que lucha con ahínco por conquistar su sueño. 

Y si algo ha quedado claro es que Irving se embarcó en este viaje a una edad más avanzada de lo común, pero está decidido a alcanzar su meta: Graduarse de arquitecto en la Universidad San Pablo de Guatemala (USPG). Actualmente, es jefe de planificación constructiva en una firma de arquitectura. 

El origen de su pasión

Originario de San Marcos, es el segundo de cuatro hermanos. Su hermano mayor eligió la carrera de Dibujo en Construcción debido a la escasa oferta educativa en su área.

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De acuerdo con Irving, las opciones de estudio después de la escuela secundaria son limitadas en el interior del país: Perito Contador, Magisterio o carreras técnicas, como Diseño de Construcción. Asimismo, el estudiante de Arquitectura resalta la dificultad que enfrentan los jóvenes al elegir su vocación.

Con una sonrisa, recuerda cómo inicialmente se inscribió en la carrera de Perito con énfasis en Biología y Química, solo para enterarse más tarde de que la carrera se cancelaría debido a la falta de inscripciones.

 

Esta fue su primera gran decisión, y optó por cambiarse a Dibujo en Construcción, siguiendo los pasos de su hermano.

Comenta que desde niño le gustaba “dibujar casitas” y siempre había un arquitecto dentro de él “esperando ser liberado”. Así que cambiar de carrera fue el primer paso hacia su verdadera vocación.

Un sacrificio de amor paternal 

Irving Godínez
Irving Godínez

Irving y su esposa se convirtieron en padres jóvenes, él tenía 22 años y ella, 18. Su deseo de continuar estudiando se vio obstaculizado por la necesidad de proporcionar para su familia. Irving se mudó a la capital para continuar sus estudios, pero la paternidad temprana cambió sus planes.

Durante dos años, Irving trabajó durante el día y cuidó de su hijo por las noches para permitir que su esposa estudiara Auditoría en la Universidad de San Carlos (Usac).

Sin embargo, después de ese tiempo, se dio cuenta de que necesitaba ofrecerle algo más a su hijo y a sí mismo. Trabajaba a tiempo completo, pero su salario era modesto.

“Al terminar esos dos años, me enfrenté con una situación bien personal. No me veía avanzando y luego de haber convivido con mi hijo ese tiempo tenía claro que a ese niño le tenía que ofrecer otra cosa, no me podía quedar así”. 

Fue por eso que decidió retomar sus estudios a los 24 años. Ingresó a la Universidad de San Carlos, pero esta etapa estuvo llena de desafíos. “Fue una carrera con muchos obstáculos”, recuerda Irving. 

La familia y el trabajo siempre fueron su prioridad, mientras que los estudios quedaron en segundo plano. A pesar de la felicidad que le brindaba estudiar arquitectura, Irving renunció a su sueño para cumplir con sus responsabilidades como padre, ya que la carrera era costosa y exigente.

Un nuevo comienzo

Sin embargo, la historia de Irving tomó un giro diferente después de la pandemia de COVID-19, cuando dos jóvenes estudiantes de arquitectura en la Universidad de San Pablo se cruzaron en el camino de su esposa. 

Ellos compartieron la noticia de que se podía estudiar arquitectura por las noches y los fines de semana. De inmediato y con mucha ilusión, su esposa corrió a compartírselo.

Ella sabía de mi deseo para terminar. Esa noche llego con la novedad y me contó”, detalla con nostalgia. Irving no perdió el tiempo y se emocionó mucho cuando escuchó las buenas nuevas.

“Yo la verdad sí me emocioné bastante y no esperé más, fui a averiguar luego qué era lo que necesitaba y cuándo podía empezar. Así fue como retomé los estudios en arquitectura”, dice con orgullo.

A pesar de enfrentar la necesidad de volver a cursar algunos cursos debido a la falta de equivalencias, Irving decidió que valía la pena. 

Con una sonrisa de orgullo, compartió que ahora tiene una hija de 18 años y su hijo mayor, Gerardo, tiene 24, quienes junto con su esposa han sido su apoyo incondicional para en su camino a alcanzar su sueño profesional. 

Irving Godínez describe su vida como si hubiera comenzado al revés: Primero construyó su familia y, ahora, mientras sus hijos crecen, encuentra tiempo para perseguir su sueño de convertirse en arquitecto

Y reconoce también que la carrera de arquitectura es una carga económica y de tiempo, pero valora el apoyo que recibe de la empresa donde trabaja. 

En comparación con trabajos anteriores. Antes, el enfoque estaba en terminar el trabajo, no en el crecimiento profesional. Ahora, su experiencia se refleja más en su trabajo que en la cantidad de horas que dedica, por lo que está totalmente agradecido con esta oportunidad.

El equilibrio familiar

En cuanto al manejo de la carga de trabajo y los estudios junto a su familia, Irving enfatiza el papel fundamental que juega su esposa y sus hijos. Ellos comprenden su pasión por completar su carrera profesional.

“Ellos ya están grandes y mi esposa literalmente me apoya al 100 %. Ella sabe que terminar esta carrera es mi sueño de verdad”, afirma con emoción. 

Sin embargo, destacó la disciplina como clave para estudiar y trabajar en simultáneo. Reconoce que el mayor desafío es el desgaste físico, y a veces llega al trabajo exhausto.

Pero, su determinación lo impulsa a seguir adelante. A pesar de su edad, no se rinde, y su lema es claro: “Nunca es tarde para seguir las cosas que te motivan”.

La experiencia como ventaja

Irving también señala cómo su experiencia en el campo de la arquitectura y la construcción ha facilitado su progreso en sus estudios. Incluso ha llegado a ser confundido con catedráticos debido a su experiencia. En lugar de sentirse mal, encuentra humor en la situación.

En cuanto a los cambios tecnológicos en su campo, Irving compartió su experiencia de haber transitado desde las escuadras y tableros hasta los programas CAD de dibujo asistido y, finalmente, a la inteligencia artificial y nuevos programas de arquitectura.

Y considera este proceso emocionante y fácil, atribuyéndolo a su pasión por la arquitectura.

Del mismo modo, el estudiante de arquitectura destacó cómo las nuevas tecnologías han agilizado sus procesos de trabajo. 

Su adaptación a estas herramientas le ha permitido mejorar su eficiencia y completar tareas que antes requerían mucho tiempo. Está claro que la tecnología no solo está transformando la arquitectura, sino también la forma en que los estudiantes y profesionales abordan sus proyectos.

Superando obstáculos

Irving reconoce que dos obstáculos principales en su camino son: El tiempo y la economía. Es por eso que agradece a Dios por, poco a poco, haber podido superarlos, y valora sobremanera el apoyo incondicional de su familia.

La carga económica de la carrera de arquitectura es alta, y en Guatemala, como en muchas partes del mundo, las dificultades económicas son comunes en las familias. Sin embargo, Irving, de la mano de su familia y su trabajo, ha encontrado una manera de solventar estos obstáculos y seguir persiguiendo su sueño.

Para aquellos que enfrentan desafíos similares a los suyos, Irving ofrece palabras de aliento y sabiduría. Les insta a seguir buscando sus metas y a no rendirse. “No dejen de soñar”, resalta.  Y agrega: “A veces soñar no basta, hay que accionar”.

En ese sentido, recuerda que los obstáculos son parte de la vida, pero siempre hay soluciones que buscar y sobre todo desea dejar claro que nunca es demasiado tarde para perseguir lo que realmente nos apasiona y lograr nuestros sueños.

Irving señala la importancia de trabajar de forma correcta y honesta. Él, por ejemplo, todavía sin el título de arquitecto, por su buen trabajo y desempeño, se le abrieron las puertas en esta industria que hoy le da la estabilidad económica y laboral para alcanzar su sueño de terminar la carrera de arquitectura.

Irving incentiva a todos a hacer las cosas de la mejor forma posible para generar cambios: “Las cosas bien hechas, resuenan, se visualizan”, concluye. 

 


Día del Arquitecto

Nota del autor:

El 5 de septiembre, Guatemala se viste de gala para celebrar el Día del Arquitecto, una fecha que rinde homenaje a los profesionales dedicados a dar vida a los sueños de sus clientes a través de la transformación del espacio. Este día especial conmemora el trabajo, la creatividad y la pasión que estos guatemaltecos aportan a la construcción y el diseño de edificios, hogares y espacios públicos.

Los arquitectos son mucho más que diseñadores de estructuras. Son narradores de historias que combinan forma y función para crear lugares que enriquecen la vida de las personas. Desde casas acogedoras hasta monumentos emblemáticos, su visión y habilidades son esenciales para dar forma al entorno que nos rodea.

La creatividad es la fuerza impulsora detrás de cada uno de sus proyectos. Además, estos profesionales se destacan por su capacidad para combinar tradiciones culturales con innovación y sostenibilidad en sus diseños. Cada edificio y espacio público construido se convierte en una obra de arte funcional que contribuye al enriquecimiento de la sociedad.

Es por eso que el Día del Arquitecto en Guatemala celebra no solo los logros pasados, sino también el futuro prometedor de la arquitectura en el país. Los arquitectos continúan dejando huella, construyendo un legado que perdurará por generaciones.

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