Racionalidad, funcionalismo y heterodoxia estética en período de entreguerras. Una corriente integral e integradora del arte a la arquitectura. Eso era, a grandes rasgos, la Bauhaus: una vanguardista escuela de arte fundada en 1919 en la localidad germana de Weimar por el arquitecto y urbanista Walter Gropius.
Pese a que duró solo 14 años, más o menos desde que Prusia perdió la Primera Guerra Mundial hasta 1933, coincidiendo con el tiempo de vida de la efímera República de Weimar, la Bauhaus, en la que participaron artistas como Paul Klee o Vassily Kandinsky, sentó las revolucionarias bases de la relación entre diseño y practicidad.
Quizá el ejemplo más reconocible en el que pueda intuirse el legado de la Escuela de la Bauhaus sea IKEA, la multinacional sueca de muebles que en el último medio siglo ha democratizado y abaratado el diseño con funcionalismo y estética dirigidos al gran consumo.
Y esa es, a grandes rasgos, la huella intelectual que, un siglo después, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, quiere imprimir a la Unión Europea, para generar una nueva transición económica que actualice los cimientos de la Bauhaus con sinergias entre las nuevas tecnologías y el cuidado del medioambiente.
«No se trata solo de un proyecto medioambiental o económico: debe de ser un nuevo proyecto cultural para Europa. Tenemos que dar a nuestro cambio sistémico su propia estética diferenciada, para alinear estilo y sostenibilidad», dijo Von der Leyen en septiembre pasado.
Nueva Bahaus Europea
Desde entonces, Von der Leyen ha abundado en esa idea, especialmente desde que se presentara su estrategia para una nueva «ola» verde para renovar en la próxima década unos 35 millones de edificios, y contribuir así a alcanzar la neutralidad climática europea en 2050.
«El Pacto Verde es un cambio sistémico que necesitará amplio apoyo y mucha imaginación y creatividad. La nueva Bauhaus Europea es un puente entre el mundo de la ciencia y la tecnología y el de las artes y la cultura», dijo la alemana.

No es casualidad que el momento elegido haya sido la presentación por parte de la Comisión Europea de un proyecto inmobiliario a gran escala. La Bauhaus, que fundó un arquitecto, Gropius, y continuaron otros dos, Hannes Meyer y Mies van der Rohe, entendía la arquitectura como la conjunción de todas las disciplinas artísticas.
El enfoque holístico de Bruselas abarca desde la reducción de emisiones, eficiencia energética, digitalización, economía circular o agricultura a las artes plásticas o el diseño, guarda puntos en común con la Bauhaus original.
Aquella corriente fue contemporánea a una nueva industria que entrelazaba tecnología y consumo de masas y se sirvió de nuevos materiales arquitectónicos, como el acero, las estructuras de vidrio o el hormigón armado para crear edificios diáfanos, rectos y luminosos.
Inspiración para las próximas décadas
La Bauhaus Europea del siglo XXI está llamada a desarrollarse con bioplásticos, textiles reciclables o impresión 3D para una sociedad moderna y sostenible.
«Crearemos una nueva Bauhaus Europea, un espacio de creación conjunta en el que arquitectos, artistas, estudiantes, ingenieros y diseñadores trabajen juntos para conseguirlo», explica Von der Leyen.
Sin embargo, de materializarse el proyecto que apoya Von der Leyen será necesariamente distinta a la Bauhaus original en su concepción, pues se trata de una iniciativa que surge de arriba a abajo y no de abajo a arriba.
Con información de: EFE
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