Por: Carlos García*

En la mayoría de las industrias vimos como nuestros clientes modificaron sus hábitos de consumo en 2019 y en años anteriores. Y ese consumidor dejó de existir en 2020. Vemos que viene un cambio por delante y cómo las empresas debemos de afrontar esta nueva forma de consumir de nuestros clientes, actuales y potenciales.

Hoy vemos como productos que anteriormente ni pasaban por nuestra mente que entrarían dentro de la curva de necesidades, hoy son parte fundamental de nuestro día a día.

Debido al confinamiento hemos podido observar drástica reducciones en la manera de movilizarnos, para aquellos que efectúan teletrabajo, ponen a prueba también su efectividad. En adición hemos visto surgir un auge en los apoyos tecnológicos retando así a la pronta adaptación a los usuarios; como a su vez la adopción del comercio electrónico.

La tecnología está teniendo esta un repunte y aceleración en el mercado siendo para algunos su modelo de supervivencia y para otros su nuevo modelo comercial.

¿Pero qué ha pasado, por qué nuestros hábitos están viéndose afectados?

Hoy podemos ver un mercado cambiante no solo en la forma en como estamos viviendo. Si no también en la forma en la que estamos consumiendo. Antes el supermercado era parte de una de las diversas distracciones de nuestro diario vivir, pero hoy es la odisea de los protocolos, las aglomeraciones y colas para poder suplir nuestra alacena.

Las generaciones más adaptadas a la tecnología están recurriendo a la era digital en el que en la comodidad de nuestro hogar podemos a un clic de distancia comprar una diversidad de producto, tanto de comercios que frecuentábamos como también de aquellos pequeños emprendedores que han surgido buscando su fuente de ingresos.

Hoy las industrias han tenido que innovar de forma acelerada la forma de cómo hacer ver sus productos a los clientes, de cómo mantenerse en el top of mind de su consumidor para no perder mercado.

Y la pregunta qué viene es: ¿qué cambio? ¡Todo cambio! Las reglas del juego ya no son las mismas. El tiempo que tengo disponible ya no es el mismo. La privacidad de mi hogar ya no es la misma. La forma en como interactúan las personas ya no es la misma. ¡Mi forma de ver y adquirir se transformó!

La industria inmobiliaria así como la mayoría de industrias hoy afrontan diversos retos que nos obligan a entender la conducta del consumidor 2020.

¿Qué cambio? ¡Nuestro modelo de pensar! Simple, los frenos y motivaciones se han visto alterados producto de la nueva realidad.

Primer freno

El miedo a la realidad. Muchos hoy estamos posponiendo nuestras decisiones producto de tener una expectativa que pronto esto terminará, y que al terminar, retomaremos de la noche a la mañana lo cotidiano. Que de un fin de semana a otro las disposiciones mejorarán.

Segundo freno

La falta de claridad. El no estar claro entre lo que necesito y lo que puedo pagar me hace divagar en el mar de información digital que puedo recopilar en pocos segundos de navegar en medios electrónicos. Esta falta de claridad puede llegar frustrarle su proceso de inversión

Tercer freno

El pensamiento aplazador: la famosa palabra “Voy a esperar”. Si bien esperar es razonar bien una compra, es importante que el objetivo sea razonarla y compararla de forma adecuada con productos similares. Caso contrario perderá por “esperar”. El poder generar una inversión hoy a un valor que ya no volverá a existir en un año. ¿Y seamos honestos cuánto tiempo ya viene aplazando?

¡Podría enlistar más! Pero estas son los comunes denominadores dentro del mercado. ¡No todo es negativo, veamos que nos impulsa hoy en el 2020!

Motivación uno

La familia. Sí, suena trivial y repetitivo pero dígame, si no está gozando de esas horas extras estando con la familia que andar peleando con el tráfico.

Motivación dos

Mejorar mi calidad de vida. Si la calidad de vida es algo intangible pero que se ve reflejado en su estado de salud física como mental. Todos optamos siempre por esa superación, por esa mejora constante. Es de lograr balancearlo y entender que en cada etapa de la vida puedo adaptarme. Si eso incluye poder vender/rentar su vivienda que hoy no le brinda la calidad de vida necesaria y moverse a otro punto que pueda brindarle lo que necesita.

Motivación tres

Legado. Todos queremos dejar más de algo, primero porque no nos llevamos nada y segundo, porque sabemos lo importante que es heredar capitales productivos a nuestros hijos, lograr abrir brecha de una seguridad financiera en el largo plazo. Es por ello que los inmuebles son el mejor vehículo que genera ese patrimonio que tanto se desea. 

Nuevamente y recalco: todos nos hemos tenido que reinventar para hacer más segura y placentera la forma de poder llevar la información a nuestros clientes. No obstante, debemos de superar aquellas barreras que producto de la paralización en la toma de decisiones pueden impactar más de forma negativa que positiva.

Hoy más que nunca la mejor forma de reactivar la economía es no permitir que el miedo nos limite. Recuerde todos en algún punto de la cadena nos vemos impactados por las decisiones de otros. Todos en algún punto somos un consumidor de otros o proveedores de otros.

En resumen, la necesidad existe pero para poder resolver la misma. Como consumidor debemos de ser objetivos analizando lo que es opción al alcance del bolsillo. Hoy tal vez deberá limitar su abanico de opciones a dos o tres a lo sumo, y poder así optar por la que mejor cumpla su curva de necesidades.

No aplace más, con el pasar del tiempo se pierde poder adquisitivo y en los productos inmobiliarios entre la plusvalía de los inmuebles, alzas en los materiales, y costo de producción. Los precios cada vez van más al alza y esto se debe a que el recurso re transformado es infinito.

¡Así que ánimo el 2020 aún no está perdido!

* Carlos García es el presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Guatemala (ADIG).

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