El Covid-19 supone un punto de inflexión para situar las ciudades a la vanguardia de los esfuerzos para frenar las crisis climática y económica. La crisis sanitaria colocó a las ciudades en el punto de mira: con el 55% de la población mundial viviendo en zonas urbanas y la previsión de que esta cifra alcance el 68%, en 2050.
Greenpeace publicó un documento en el que propone un nuevo modelo de ciudad en un mundo post-Covid y llama a transformar la vida urbana para hacer de las ciudades espacios más sostenibles y resilientes.
La organización ecologista documentó la vida durante el confinamiento y la desescalada en Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia y Vigo, a través de la cámara del fotógrafo Pedro Armestre.
“El Covid-19 evidenció que la forma en que vivimos en las ciudades deber cambiar».
Alba García Responsable de la Campaña de Plásticos en Greenpeace España.
La desescalada permite empezar a tener una mayor libertad, con muchas precauciones y nos permite imaginar esa “vuelta a la normalidad” que tanto deseamos.
Greenpeace señala que es “el momento de transitar de la solidaridad a la concreción en políticas y formas de organización social que nos permitan afrontar las nuevas crisis que vendrán, como la climática«.
Pero, ¿cómo comenzará de nuevo nuestra vida? Alba García, de Greenpeace España, propone cinco modos posibles para construir ciudades mejores tras la pandemia.
Ciudades hechas para las personas

Los automóviles ocupan un promedio del 50% de las ciudades, contando las carreteras y los estacionamientos. Una persona que vive en una zona urbana puede pasar unas 100 horas en embotellamientos cada año.
Además, el sector del transporte es el que de forma más rápida está contribuye a la emergencia climática. Hay algo que no cuadra, las ciudades deberían estar hechas para todas las personas, no para los autos.
Ahora está la oportunidad de rediseñar la movilidad en las ciudades. Por ejemplo, construir más vías ciclistas, hacer que caminar sea más seguro, y que se priorice la circulación de trenes y autobuses.
Según Greenpace, se deben reconfigurar las vías peatonales, hacerlas más amplias, así como aumentar su número y kilómetros. Además, ampliar o crear las zonas verdes, teniendo como base el urbanismo sostenible.
Alimentación más verde

Cuando inició el confinamiento, a la gente se preocupó que no hubiera suficiente comida. Las ciudades se han vuelto frágiles, especialmente en tiempos de crisis, con el aumento de la inseguridad alimentaria y la desigualdad.
La opción pasa por vivir en una ciudad donde todos tus alimentos se cultivan de manera local, en granjas y huertos urbanos o de cercanía, de forma sostenible y en la temporada adecuada.
Ahora se cultivan alimentos saludables en jardines en las azoteas y balcones. Se organizan mercados de alimentos y lugares para que las personas intercambien y accedan a alimentos saludables.
Greenpace propone reconvertir espacios públicos sin construir o zonas verdes en desuso en espacios de cultivo y fomentar la inversión en la agricultura urbana.
Reinventar la energía de las ciudades

Las estimaciones sugieren que las ciudades son responsables del 75% de las emisiones globales de CO2, siendo los principales contribuyentes el transporte y el uso de energía en los edificios.
Las ciudades requieren tanta energía que son un verdadero “pozo” de consumo energético. Hacer ciudades más habitables y sostenibles incluye transformar la forma en que consumen energía de forma más eficiente.
Según la organización se puede por ejemplo, mejorando el diseño de los espacios y edificios, y rehabilitando los existentes. También sustituir el consumo de combustibles por electricidad renovable.
Las propias cubiertas y fachadas pueden servir para producir con energías renovables la electricidad que necesitan esos mismos edificios u otros del barrio.
Economía más verde

Greenpeace señala que se deben revertir hábitos insostenibles si se quiere evitar que la temperatura aumente más de 1.5ºC. Con el encierro, muchos se dieron dando cuenta de que no necesitan tantas cosas para vivir bien.
Las ciudades necesitan cambiar junto a las personas, promoviendo la reutilización, reparación y el intercambio. Reciclar un producto debería ser una opción, para así reducir el uso de materias primas y disminuir los residuos.
«Se requieren inversiones para fomentar un consumo sostenible, de segunda mano, reutilizable y reparable», señala Greenpeace.
Espacios verdes

La demanda de zonas verdes urbanas aumenta. Ahora se aprecian tener un espacio verde al que acudir de forma segura. La OMS sugiere que todas las personas deberían vivir a no más de 300 metros de un espacio verde.
Pero, en muchas ciudades, los parques y otros espacios verdes todavía se consideran un lujo. Transformar terrenos vacíos en jardines comunitarios y áreas más verdes es una forma de experimentar el cambio.
«Reverdecer nuestros espacios vacíos, priorizar las relaciones sobre el consumo desechable y efímero, moverse contaminando menos: así es como podría verse la era posterior al Covi-19″, señala Greenpeace.
Aquí puede leer el documento completo de Greenpeace.