Una casa construida en Nueva Zelanda, se ve normal y corriente, con un diseño limpio, moderno y una fachada de estilo minimalista, pero nadie se imagina que se construyó con 600.000 botellas de plástico recicladas.
La compañía Fast Company, decidió utilizar materiales totalmente reciclados para resolver el problema de la contaminación plástica.
«Esta es una forma de utilizar los residuos plásticos y al mismo tiempo desarrollar estructuras sostenibles».
David Saulnier, cofundador de JD Composites, la startup que construyó esta casa prototipo para Fast Company.

La casa está envuelta con unos gruesos paneles de 14,9 cm hechos con aproximadamente 612.000 botellas de refresco que fueron trituradas, fundidas y luego se les inyectó un gas que creó una especie de espuma plástica que tiene ciertas ventajas sobre los materiales de construcción tradicionales.
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Proporcionan un mejor aislamiento tanto en el invierno como en verano, son resistentes a la humedad y al moho, ayudan a reducir el impacto del plástico en las centrales de deshechos y permiten montar la casa en cuestión de días, porque los paneles se ensamblan como un puzzle gigante.

Una de las preocupaciones de los constructores de la costa este de Canadá y Estados Unidos es la durabilidad de las casas, por las amenazas de los huracanes cada año. Sin embargo los paneles de plástico pudieron aguantar vientos de hasta 524 kilómetros por hora en sus pruebas.
La casa cuesta alrededor de $400.000, lo que está más o menos a la par con lo que cuesta la mano de obra y los materiales de una casa normal. Pero la durabilidad del plástico hace que se tenga que hacer menos reparaciones, y además no será necesario reconstruirla en caso de huracán.
Información por Idealista News