Un grupo de arquitectos han creado unos bloques de hongos similares a los de Lego, los cuales podría reducir la huella de carbono en la construcción.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), casi el 40 % de las emisiones mundiales anuales de CO₂ se atribuyen a este sector. De ellas, el 11 % son resultado de la fabricación de materiales de construcción como el acero, el cemento y el vidrio.
En una publicación de Euronews se menciona que unos de los materiales más prometedores del mundo de la construcción son los hongos.
Este es un organismo productor de esporas que podría ayudar a descarbonizar las casas y ciudades.
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¿Cómo pueden utilizarse los hongos?
El uso del micelio —la red de hilos fúngicos en forma de raíz que crece bajo los hongos— como material de construcción no es un concepto nuevo. Se utiliza para fabricar envases sostenibles desde 2007.
En 2014, una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York mostró una instalación arquitectónica hecha con residuos agrícolas y micelio.
Al introducirlos juntos en un molde, los hongos de rápido crecimiento se alimentan de los residuos, y los ladrillos orgánicos se solidifican.
Desde entonces, varios arquitectos exploran el potencial de este intrigante material, para tratar de ver cómo aprovecharlo cómo un material de construcción vivo, autorreparable y compostable.
La NASA incluso se asoció con arquitectos estadounidenses para estudiar la posibilidad de construir nuevos biohábitats —viviendas hechas con organismos vivos, como las setas— en el espacio.
Expectativa
La empresa londinense de investigación y diseño PLP Labs presentó en la Semana del Diseño de Clerkenwell unos bloques de construcción modulares hechos de micelio.
Estos se fabrican con conchas de madera impresas en 3D con las que crean estructuras únicas.
“Con el micelio se puede hacer cualquier forma”, explica el cofundador Ron Bakker. “Pero pensamos que era importante crear objetos que se pudieran construir de distintas maneras, desmontar y volver a montar de otras formas. Un poco como los bloques de Lego”.
Bakker recuerda que “uno de los aspectos de la arquitectura del futuro es hacer edificios desmontables”.
Los productos que contienen micelio no solo son renovables y biodegradables, sino también ligeros, excelentes aislantes y muy resistentes al fuego.

“Podríamos utilizar el micelio para fabricar materiales de construcción, para hacer paneles de revestimiento, absorción acústica, luminarias. Podríamos emplearlo para hacer elementos que básicamente se fabrican a partir de residuos y de la naturaleza y que nunca dejan residuos en la misma”, desvela Bakker.
El equipo investiga ahora cómo hacer crecer el micelio para convertirlo en estructuras más resistentes que puedan soportar el peso de la misma manera que lo hacen los ladrillos.
También estudian la posibilidad de crear kits de “cultivo casero” para crear estructuras a medida. Se trata de pasos clave para convertir los hongos en las casas del futuro.
El experto considera que por sus propiedades el micelio podría convertirse en “un verdadero material para el futuro”.