Por: Carlos García*

En efecto nos encontramos ante una crisis nunca antes vista, primero nuestras comunidades se ven azotadas producto de una enfermedad viral no controlable, que va dejando a su paso secuelas económicas en todos los diversos sectores productivos del país y que a su vez genera un impacto negativo a nivel mundial.

Y hoy nos enfrentamos con una serie de impactos climáticos que están afectando la infraestructura y lo más importante afectando a miles de familias guatemaltecas en estado de vulnerabilidad. En efecto, estamos en crisis.

El problema no está en que existan más edificios o que se estén densificando zonas en específico con unidades disponibles. Si analizamos algunos países de la región como México, Perú, Costa Rica, Chile, Panamá, Colombia producen en un año lo que a veces Guatemala llega a producirse hasta en un acumulado de entre dos a cinco años de unidades inmobiliarias.

¿Entonces, en dónde está el problema? ¿Por qué no tenemos el mismo nivel de desarrollo que otros países de la región? ¿Por qué tenemos aún economías de subsistencia? Está demás decir la respuesta, todos cuál es la raíz del problema.

Corregir el curso

La idea es presentar propuestas de solución. Existe un esquema sencillo y que es determinante para incentivar el desarrollo del país y principalmente de la población. Necesitamos certeza jurídica y también un involucramiento de todos los sectores. Necesitamos agilidad en los procesos eliminando la burocracia innecesaria. Necesitamos ver más allá de nuestros propios intereses, pero principalmente necesitamos tomar acción y un curso correctivo del “modelo tradicional de hacer las cosas”.

Para que un país logre generar desarrollo es importante la generación de oportunidades. Estas oportunidades que hoy, miles de guatemaltecos no logran obtener producto de las carencias en nuestra infraestructura, en nuestra competitividad para la atracción de inversión, en generar polos de desarrollo que permitan canalizar de forma adecuada oportunidades laborales como de superación y generación de mano de obra tecnificada.

«Necesitamos tomar acción y un curso correctivo del ‘modelo tradicional de hacer las cosas'».

Hoy es vital que tanto el sector privado, público y sociedad civil tomemos acción y enfoquemos todo esfuerzo para retomar el camino. Un camino que aún no está totalmente perdido.

Lamentablemente seguimos de luto, producto de que hemos sido indiferentes ante las gestiones gubernamentales, hemos sido indiferentes ante el uso de los recursos tan ricos que como país contamos y hemos sido indiferentes ante una mala priorización de las necesidades de la población.

Parte de la solución

Como ADIG, nos comprometemos a ser parte de la solución, a ser ese ente que busque que los sectores productivos del país puedan ser más eficientes, a impulsar de manera ética y responsable el desarrollo de comunidades de nuestro país. Ya no podemos seguir bajo esta crisis en la que responsabilizamos al estado, cuando también como ciudadanos somos responsables producto de la delegación errónea de las decisiones.

Como ADIG, creemos que tenemos una iniciativa privada determinada, que cree que invirtiendo en nuestro país es como lograremos mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes. Hacemos un llamado al sector público para que dejemos atrás los intereses políticos, a ya no mantener una población dependiente del estado, a parar todas aquellas obras sobrevaloradas o que no tienen un objetivo funcional claro.

Sabemos que es necesaria la inversión en el país de todos los sectores, canalicemos de forma adecuada esa inversión con un único objetivo de “Generar Desarrollo”, generar una economía más fortalecida y que tanto la ciudad como los departamentos puedan competir de forma sana por atracción de inversión.

Como Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Guatemala durante este tiempo hemos trabajado en alianzas que permiten mejorar la gestión de nuestro gremio; evaluar y entender buenas prácticas llevadas en otros países para que puedan impulsarse en Guatemala.      

Queremos salir de esta crisis que no ha permitido generar polos de desarrollo en el interior del país y acelerar la transformación de nuestra economía. Como ADIG ponemos nuestro conocimiento, nuestra capacidad y nuestro interés por ver una Guatemala mejor al servicio de nuestro gremio, de la población, de las municipalidades y de las entidades gubernamentales.

¡El camino aún se puede enderezar si todos asumimos nuestra responsabilidad, si tomamos decisiones hoy! Podremos ver comunidades devastadas resurgir y prosperar. ¡Las mejores oportunidades de cambio provienen de las crisis! Aprovechémosla.

* Carlos García es el presidente Asociación de Desarrolladores de Guatemala (ADIG)

Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor, y no necesariamente son compartidas por el medio.

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