El Jardín Anatole surgió de un vacío residual en la Ciudad de México con potencial de densidad, donde el patio de una casa con valor histórico se convirtió en un edificio de usos mixtos.
De hecho, El Jardín Anatole es el primer edificio con estructura de madera en México. Su expresión arquitectónica se basa en el sistema estructural para crear una caja de madera sostenida por una única columna en “V” de acero.
Debido a la plusvalía de la zona (Polanco), pocos inmuebles cuentan con áreas libres de construcción, por lo que una de las premisas del diseño de Dellekamp Arquitectos suavizó los límites entre lo público y lo privado, creando un espacio público.
De la investigación por encontrar materiales y sistemas constructivos alternativos de bajo impacto, se apostó por el empleo de la madera como elemento principal para la construcción de El Jardín Anatole.
“Toda la madera que estás viendo es estructura, queríamos que esta definiera la forma de las fachadas, la espacialidad y el diseño del conjunto”, señalan desde la firma.
El uso de pocos materiales, la orientación y la eficiencia estructural permitieron originar un edificio que resalta por su simplicidad para convertirse en un oasis en medio de la urbe.
El primero de madera de México

Levantar una estructura de madera de este tamaño en México es atípico. Tanto que el estudio Dellakamp declaró al edificio como “el primero de cinco plantas de madera del país”.
Eso, a la hora de la construcción, conlleva una serie de complicaciones a la que no se enfrentan otros proyectos.
“El reto ha sido encontrar mano de obra cualificada, los equipos especializados que sepan trabajar estructuras de madera. Pero ya pasamos por esa curva de aprendizaje. Además, hay una industria de madera laminada en México, todo es muy incipiente”, dijo a El País el arquitecto mexicano Derek Dellekamp.
En México, un país azotado por los terremotos, la madera podría convertirse en un elemento de construcción esencial. “La madera es bien amable en ese sentido”, asegura Dellakamp.
Manuel Elorza, arquitecto y dirigente del Consejo Nacional de la Madera en la Construcción (Comaco), piensa lo mismo:
“La madera es más ligera y cuanto más ligero es un edificio menos siente los efectos del sismo. La madera va a tronar, va a crujir, pero no se va a caer si está bien construida”, asegura el arquitecto.