Durante los últimos años, se han explorado distintas formas de aprovechar espacios pequeños en la arquitectura residencial. Desde un mueble eficiente o una cama con almacenaje, se buscan soluciones efectivas para mejorar la calidad de vida de las personas en escasos metros cuadrados.
La cama, como un elemento indispensable, puede utilizarse en favor de estos conceptos. Sus funciones pueden cumplirse sin necesidad de perder espacio valioso, y la experiencia del dormitorio puede enriquecerse. Entonces, ¿cómo reinventar y aprovechar las oportunidades de la cama tradicional?
Adherir almacenaje en camas existentes
En el mercado se pueden encontrar camas con almacenamientos integrados, sin embargo, si ya existen o serán adquiridas es posible diseñar y adjuntarles muebles personalizados. Lo más importante es medir con precisión, no solo el área y altura, sino también la dimensión de los objetos por almacenar.

Una cajonera efectiva podría tener entre 50 y 60 cm de fondo, y una altura cercana a los 20 cm. En camas más altas, es posible agregar dos o más cajoneras, unas sobre otras, o jugar con distintos tamaños, materialidades y colores, especialmente si son visibles.
En el caso de las cajoneras móviles, se pueden utilizar ruedas pivotantes o sistemas de desplazamiento con correderas. También se pueden crear soluciones más livianas y sencillas. Por ejemplo, una rejilla metálica con ruedas para guardar libros, revistas o zapatos.
Diseñar con creatividad las camas
Las camas son parte intrínseca del diseño arquitectónico. Algunos arquitectos diseñan sus propias camas siguiendo «leyes» tradicionales, mientras que otros innovan para que el espacio sea más dinámico y mejor aprovechado.
Como una solución sencilla y de bajo costo, algunos proyectos crean camas al diseñar superficies horizontales simples que permitan acomodar colchones sobre ellas. Construidas de madera, estas estructuras pueden empotrarse a muros, flotar sobre el suelo, liberando gran cantidad de espacio inferior.

En casos más complejos e interesantes, algunos arquitectos multiplican las posibilidades del dormitorio tradicional, elevando la cama o jugando con los niveles para crear armarios bajo ella, o para configurar espacios habitables o zonas mixtas.
Finalmente, la cama y el mobiliario pueden volverse un único elemento de múltiples posibilidades, creando «topografías» que mezclan el espacio para dormir con almacenamientos, mesas auxiliares, iluminación, vegetación, y muchos otros elementos útiles.
Con información de: archdaily.mx
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