Ninguna gran compañía está tomando decisiones todavía, pero prácticamente todas replantean su estrategia de oficinas. Conscientes de que los nuevos modelos de vida y de trabajo que ha impulsado la pandemia de la covid-19 van a transformar sus necesidades a medio plazo.
«No conozco ninguna compañía que no tenga en sus órganos de decisión ese tema encima del tapete», asegura el director de Soluciones Empresariales de JLL, Borja Basa. «Habrá cambios seguro», afirma al señalar que la transformación depende de tres palancas: los empleados, los espacios y la tecnología.
Basa, que asesora a empresas como Repsol o Vodafone, cree que durante el próximo año las compañías exigirán cada vez requisitos más potentes de seguridad, salubridad y sostenibilidad, con el fin de retener el talento. Habrá una «carrera» entre los propietarios por adecuar sus activos inmobiliarios a esos requerimientos, pronostica.
Vuelta al centro
Paloma Relinque, directora de la oficina en Madrid de CBRE, señala que si se trata de lucha por el talento joven, la apuesta de las compañías es volver al centro de las ciudades, después de años de ubicación en parques empresariales.
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Esa tendencia de «vuelta al centro» desde la periferia, que empezó a observarse hace unos dos años, la acaba de materializar Accenture, con su próximo traslado desde a un edificio que está rehabilitando.
En Madrid, los nuevos desarrollos y adecuaciones previstos -el proyecto de El Corte Inglés en Castellana 69, la rehabilitación de Azca, el ‘hub’ de Méndez Álvaro y Madrid Nuevo Norte- y en Barcelona con el 22- podrían dar satisfacción a esa demanda de manera limitada.
Núcleos de trabajo
Junto a esta tendencia precovid, que algunas de las principales consultoras creen que se retomará tras la pandemia y que otras niegan, Relinque pronostica una nueva, fruto de la situación vivida por el coronavirus, de descentralización hacia determinadas zonas residenciales.
«Hay una tendencia que todavía no hemos visto, pero que anticipamos, porque hay demanda, que es que algunas empresas se estén planteando poner núcleos de trabajo cerca de zonas residenciales o tener una parte de su espacio en espacio flexible», explica.
En esa línea, en Colliers International ya percibe «movimientos fuera del área histórica de uso de las compañías, sobre todo de las compañías grandes, para mantener una oficina en una zona representativa y reubicar otras divisiones en áreas más descentralizadas, con el objetivo de ahorrar costes».
Según su director de Oficinas, Martín Galbete, «se está viendo y valorando por las grandes compañías hacer ese tipo de movimientos, pero nadie quiere tomar la decisión porque supone un cambio en la propia cultura de la empresa«.
Galbete, que admite que el sector inmobiliario de oficinas se está viendo afectado por la crisis, tanto en compraventa como en alquiler, confirma que por el momento prima la cautela, hasta que las grandes empresas midan la productividad, rendimiento, motivación y costes de la flexibilidad y diseñen la forma de trabajo que quieren implantar.
«De momento no vemos efectos graves. La gente está cautelosa a la espera de ver el rendimiento de la flexibilización de los horarios, de los días de ir a la oficina y del teletrabajo, y hasta que no se pueda cuantificar también eso, al menos en nueve meses o un año, no van a tomar decisiones», comenta.
Desde JLL, Jorge Basa apunta al segundo semestre de 2021 para que las compañías tengan una «visión clara» de la situación y tomen sus decisiones a partir del análisis que ahora están efectuando.
En su opinión, la futura estrategia de oficinas de las grandes empresas pasa por tener al 30% de su plantilla en la zona centro, al 60% en los aledaños y al 1% restante en centros de trabajo flexible.
Con información de: EFE
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