Si bien se trata de un derecho fundamental, el acceso a una vivienda digna no es una realidad para al menos 1,6 millones de hogares en Guatemala. Se estima que cada año el déficit habitacional aumenta 2%, lo cual significa que hay una constante necesidad por vivienda nueva o mejorar en las casas. Para octubre de 2019, la Fundación Hábitat señaló que el país necesita cubrir un déficit de 1,7 millones de viviendas.
Guatemala se encuentra en medio de una fase de urbanización y al mismo tiempo busca soluciones para reducir el déficit habitacional. El objetivo es ofrecer vivienda con servicios básicos para que una familia alcance un presente y futuro más digno. Mientras la solución definitiva no llega, un problema social, que surgió hace más de 100 años, permanece en las periferias de la ciudad: los asentamientos.
Según el censo realizado por Techo por Guatemala se contabilizaban 157 asentamientos en la capital en 2015. Las personas que viven en los asentamientos se encuentran en casas con condiciones precarias y sus «casas» carecen de características para ser consideradas como vivienda digna. Esta condición se conoce como déficit cualitativo.

No toda la población de bajos ingresos vive en asentamientos, ni todos los habitantes de asentamientos viven bajo la línea de pobreza. En algunos de estos lugares viven personas con ingresos medios que tienen trabajos de meseros, mensajeros o albañiles, sin embargo, este segmento de la población cuenta con ingresos de hasta cuatro salarios mínimos.
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Jorge Benavides, investigador asociado de Fundesa, indicó que la migración interna asociada con la urbanización evidencia que hay una fuerte presión por la construcción de nuevas viviendas en zonas urbanas.
“Esa es la razón por la que se dice que más que invertir en reducir el déficit cualitativo en las zonas marginales, es mejor construir nuevas viviendas para atender a este segmento”, agregó.
Romper el ciclo de pobreza
La zona 18 de la ciudad de Guatemala es considerada un área de “alto peligro”. En ese sector se ubica la colonia Paraíso II, uno de los asentamientos con más crímenes acumulados por el conflicto territorial entre las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha.
En el lugar los vecinos temen salir a su vecindario. Ahí vivieron por muchos años Álvaro, quien se dedica a la mensajería y su esposa Claudia, que trabaja en el IGSS, con sus tres hijos. Esta familia fue víctima de la violencia durante muchos años.
Claudia cuenta que tenían miedo de sufrir un asalto y sentían desconfianza de que sus hijos salieran a jugar por los múltiples riesgos. “Hasta que un día llegó un ángel a nuestras vidas”, narró Claudia al recordar un sacerdote les contó de un proyecto inmobiliario que se construía en la zona 6.
Así fue como llegaron al proyecto Trasciende La Parroquia, inaugurado en mayo del 2019. Este es el primer edificio de vivienda económica para promover la oferta a segmentos económicos denominados como C- y D+ dentro de la ciudad. Antes de este proyecto se creía que la vivienda social se limita a una «casa de lámina, fea y pobre».

Nuevo modelo de vivienda
Trasciende se convirtió en el plan piloto para obtener conclusiones y aprendizajes de un nuevo modelo de vivienda. Meses después de la inauguración, la Municipalidad de Guatemala aprobó el reglamento de MUVIS, viviendas accesibles en términos de cuota —su precio no supera los Q250 mil—, dirigido a personas con ingresos mensuales de cuatro salarios mínimos.
“Donde vivimos es una bendición. Estamos en un lugar en donde nadie se mete con nadie. Los niños pueden ir tranquilos a la tienda y mi esposo a su trabajo”, relató Claudia.
Los beneficios que Trasciende llevó a la familia de Claudia han sido la cercanía a lugares de trabajo, la escuela donde estudia su hija, mercados y bancos. Además del transporte (Transmetro) que los ayuda a movilizarse de una forma más segura.
Juan Carlos Salazar, desarrollador y director de Urbop, señaló que la vivienda social debe ayudar a prosperar a las personas. “Tienen que existir condiciones dentro del entorno para que la gente pueda subsistir y salir adelante. La vivienda digna no son las paredes de techo, sino las oportunidades que se generan alrededor”.
Una vivienda digna y accesible
El sector de la construcción en Guatemala es considerado uno de los principales catalizadores de la economía nacional. La construcción de una vivienda no solo implica bonanza para la industria constructora, también hay una derrama a otras áreas, como los proveedores de materiales o servicios de construcción. En medio de la pandemia, el mismo Ejecutivo, ha resaltado su potencial para generar empleo y dinamizar la economía local.
Antes de la llegada del covid-19 al país, en enero de 2020, el alcalde capitalino Ricardo Quiñónez, sostuvo, tras una reunión con el presidente de Guatemala Alejandro Giammattei, que por cada 500 metros cuadrados de construcción se generan cerca de 99 empleos, entre directos e indirectos.
El dato arrojado por el edil, coincide con estimaciones por el Departamento de Análisis Estadístico de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC). Por su parte, Eduardo Aguirre, del Consejo Nacional de Vivienda (Conavi), señaló que por cada vivienda se generan tres empleos directos y cuatro empleos indirectos.

Según la CGC, el salario promedio de un albañil (a enero de 2020), se ubica entre Q3 mil 600 y Q3 mil 800. Sin embargo, un albañil con alta productividad podría obtener un salario hasta de Q4 mil 500 y en puestos más especializados —maestros de obra— podría llegar a Q8 mil. Dicho salario, estaría sujeto a prestaciones de ley, siempre y cuando los patrones estén en la formalidad.
Con datos a septiembre 2020, la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC) realizó un análisis del costo (salario mínimo por hora) que implica la mano de obra necesaria para sacar adelante una vivienda de 150 metros cuadrados.
El informe arrojó que Guatemala tiene el noveno salario más alto por hora entre los 12 países del estudio —US$2,11— y con un índice de US$67,55, se ubica en el cuarto lugar entre los países con el índice de competitividad más favorable, incluso es el segundo mejor indicador entre los países centroamericanos analizados (El Salvador, Costa Rica y Nicaragua).
Según el expresidente de la cámara de constructores, Javier Ruiz, una persona con el salario de un albañil sí tendría la oportunidad de adquirir una vivienda social.
«Nosotros calculamos que con el núcleo familiar un banco puede prestar hasta un tercio de los ingresos. En el caso de un albañil que gana Q4 mil 500 podría comprar una vivienda con una cuota sea de Q1 mil 500. Pero la banca y el FHA toman en cuenta un núcleo familiar, entonces los Muvis se hacen más accesibles. Dos personas o familiares con ingresos mínimos pueden optar con esa vivienda», explicó.
Por su parte, el alcalde Quiñónez, consideró que las personas que se dedican a la industria de la construcción tendrán un impacto económico para la compra de vivienda social.
La confianza de los constructores
La última medición del Índice de Confianza del Sector Construcción determinó que se situó en 64,00 puntos en enero pasado. El dato muestra que tuvo un alza de 12,46 puntos respecto al mes anterior y representa una variación de 24.18%. Cuando se observa la variación interanual del índice, existe una baja de 16,00 puntos, respecto a enero de 2020.
«En enero pasado se observó un alza en el índice en relación con el mes anterior. El mismo es medio alto, se convierte en el tercer más alto índice del último año. Vemos que los Trámites de Construcción son el factor que más preocupa a los encuestados, los empresarios creen que el sector construcción mejoré en el transcurso de este año», señaló Gerson Chavarría Escobar, coordinador del Departamento de Análisis Estadístico de la CGC.
El Índice publicado por el Departamento de Análisis Estadístico de la CGC —línea gris— y el Índice de Confianza de la Actividad Económica —línea azul—, publicado por el Banco de Guatemala (Banguat), tienen un comportamiento similar. Para enero de 2021, el índice publicado por el banco central alcanzó los 51,18 puntos.
«En términos generales, los líderes empresariales del país tienen un nivel de confianza medio alto en cuanto al crecimiento económico nacional y del sector construcción, influenciado principalmente por los Trámites de Construcción y merma los pronósticos de crecimiento para este año», comentó Chavarría Escobar.
¿Qué esperar del sector construcción en 2021?
Oscar Monterroso, gerente general del Banguat, explicó a finales de enero en un evento de la CGC que la industria de la construcción tuvo una contracción del -7,4% en 2020, pero se espera una recuperación del 7,5% para el 2021. “Destaco la recuperación que vemos en nuestras proyecciones para el sector construcción”, dijo.
De concretarse las proyecciones del Banguat, el peso del sector construcción pasaría de 4,2% en 2020 a 4,3% en 2021. Al escenario anterior, se añade que las actividades inmobiliarias podrían crecer 3,9% y alcanzar un peso en la economía de 4,9% este año.
Luego de la contracción en 2020, la mayoría de las actividades económicas registrarían un crecimiento relevante en 2021, según el Banguat.
Ricardo Rodríguez, analista económico senior de CABI, señaló que si bien el sector tuvo una caída muy fuerte en 2020, la buena noticia es que la industria registró su punto más bajo e inicie la senda de la recuperación. Superaría por completo la crisis en 2021.
“El panorama para este año es que supere el diferencial de la caída de 2020. Hay señales, como un fuerte aumento en la liquidez del país y los flujos de crédito para el sector. Evidencian buena expectativa para el futuro”, concluyó el economista.
Este artículo se realizó con base a una publicación de República Inmobiliaria del 11 de junio 2020, publicaciones de otros medios guatemaltecos e información actualizada a enero de 2021.
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