El Ministerio de Energía y Minas (MEM) está listo para recibir las solicitudes de personas individuales o empresas con interés en prestar un servicio de carga eléctrica (electrolineras) de uso público para los vehículos eléctricos.
En 2023, la electromovilidad en Guatemala está en una nueva fase de desarrollo en su ecosistema, luego de que en agosto del año pasado se aprobó la Ley de Incentivos para la Movilidad Eléctrica (Decreto 40-2022) y en noviembre se publicó su Reglamento.
Alberto Pimentel Mata, ministro de Energía y Minas, participó en un conversatorio organizado por la Asociación de Movilidad Eléctrica de Guatemala (AMEGUA) en donde invitó a que se presente la primera solicitud para poner una estación de carga eléctrica pública.
“En el MEM ya estamos listos. La Dirección General de Energía ya tiene los formularios para hacer el trámite. El Reglamento establece el procedimiento y los plazos. Solo es cuestión que se animen”, enfatizó en diferentes momentos durante su participación en la actividad en un hotel de la zona 10 capitalina.

“No tardarán en llegar las solicitudes”
El MEM, como ente rector del subsector eléctrico, es el responsable de —entre otros— otorgar las resoluciones para tramitar ante el fisco el goce de incentivos fiscales para las empresas que se quieran dedicar al negocio de las electrolineras, según el artículo 4 de la Ley.
El Decreto 40-2022 contempla la regulación, instalación, operación y prestación del servicio de carga para los autos eléctricos en todo el territorio nacional, con el cumplimiento de las leyes vigentes en el país sobre el tema.
“Las electrolineras son un negocio abierto en el que cualquiera puede involucrarse. Necesitamos a más empresarios que estén convencidos de que esto es un buen negocio. Nosotros estamos convencidos de que lo es”, resaltó Pimentel Mata.
El titular del MEM señaló que un punto a destacar para el caso de las electrolineras es que se tiene el marco jurídico, con sus respectivos incentivos fiscales, lo que permiten a cualquier persona o empresa involucrarse en este tipo de actividad.
“No ganábamos todos si solo había incentivos para los vehículos, había que tener incentivos para el negocio asociado”, dijo al indicar que, si bien no han recibido ninguna solicitud, “no tardarán en llegar, pues hay muchos interesados en poner una electrolinera”.
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— Ministerio de Energía y Minas de Guatemala (@MEMguatemala) January 25, 2023
Armando Pokus, intendente de atención al contribuyente de la SAT, quien también participó en la actividad, señaló que existen solicitudes de importación para cargadores de automóviles eléctricos, lo que evidencia el interés de sumarse a la red de cargadores ya existente en el país.
Hay inversiones en electrolineras
Juan Carlos Botrán, presidente de AMEGUA, indicó, sin minimizar la importancia de los puntos de carga públicos en el país, que en el 95 % de los casos, la carga de los vehículos eléctricos es residencial.
“El punto principal de carga es la residencia. No hay que perder eso de vista. Los puntos de carga públicos son para el 5 % de los casos en donde no pude cargar mi auto en casa”, explicó.
Los puntos de carga públicos son relevantes para el caso de que un usuario necesite recargar su auto eléctrico para regresar a su vivienda, no tanto para tener una carga al 100 % en la batería.
“Hemos visto un crecimiento importante en los puntos de carga públicos, principalmente en la Ciudad de Guatemala. Va bien, y este año hay planes para instalar unas 20 electrolineras adicionales. Se están dando las inversiones”, declaró Botrán.

Un paso fundamental para Guatemala será lograr una infraestructura en el interior del país. Ahora, los usuarios tienen la certeza de que en la ciudad tendrán cómo abastecerse de energía, pero no sucede lo mismo en los departamentos.
En la actualidad, el país ya cuenta con 62 puntos de carga para apoyar a la electromovilidad, de estos cargadores para vehículos eléctricos, 46 se sitúan en la ciudad capital.
En opinión de Pokus, el objetivo de la normativa actual es incentivar que se importen más vehículos eléctricos para uso cotidiano, propiciar el “ímpetu de comercialización” y generar un círculo virtuoso que involucre a las electrolineras.