Guía cultural: Museos y galerías que esconden la esencia de Catar

En sus museos y galerías esconden la esencia de su historia, tradiciones y un vasto legado por explorar.
Museo Nacional de Catar
Vista general del Museo Nacional de Catar, una joya arquitectónica obra del francés Jean Nouvel, ganador del Premio Pritzker. Foto: Alberto Estevez/EFE

Doha, la capital de Catar, es una ciudad moderna y renovada para acoger la Copa del Mundo. Si bien es una urbe reciente y tecnológica, en sus museos y galerías esconden la esencia de su historia, tradiciones y un vasto legado por explorar.

Una espectacular rosa del desierto de más de 40.000 metros cuadrados da la bienvenida a la llegada de todos los aficionados y turistas que visitan Catar y que llegan desde el aeropuerto por la popular avenida La Corniche, su paseo marítimo.

Se trata del principal museo del país, el Museo Nacional de Qatar, una joya arquitectónica que encabeza la sorprendente oferta cultural de un país que reinventó las tradicionales visitas a museos con muestras interactivas y las últimas innovaciones tecnológicas.

Obra del arquitecto francés Jean Nouvel, ganador del Premio Pritzker, este monumental edificio evoca la tradición y origen del pueblo catarí, a través de una de sus principales manifestaciones, la rosa del desierto. Una piedra siempre caprichosa y de una belleza sorprendente producto de la cristalización de la arena, el mar y la fuerza del viento.

Sus obras concluyeron en 2019 y se construyó en la zona de los alrededores del palacio original del jeque Abdullah bin Jassim Al Thani, que forma parte de la visita al museo.

Además, la rosa del desierto catarí cuenta con un auditorio de 220 plazas, restaurantes, un centro de investigación y un jardín botánico.

Una visitante en una de las salas del Museo Nacional de Catar. Foto: Alberto Estevez/EFE

El legado de Catar

El lago que abraza al museo, con 114 esculturas en su interior, simboliza las dunas y da entrada a una exposición de cerca de 1,5 kilómetros con 11 galerías.

A través de las galerías se recorre la historia y el legado de Catar, desde sus orígenes prehistóricos y humildes, hasta la época dorada impulsada por el petróleo y el gas.

Pero no es un museo al uso, es probablemente uno de los museos más tecnológicos e interactivos del mundo.

Es capaz de generar una inmersión total en los visitantes gracias a paredes en las que se proyectan imágenes y sonidos con una definición ultra realista.

Es una experiencia para los sentidos, pero también para profundizar con sus cerca de:

— 8.000 piezas en las comunidades nómadas

— El pueblo beduino

— Los animales del país

— Objetos arqueológicos y patrimoniales

— Manuscritos, fotografías, joyas, trajes, entre otros.

En este sentido, cuenta con la alfombra de perlas de Baroda, encargada por el Maharajá de Baroda (India), en 1865, con más de 1,5 millones de perlas y diamantes, rubíes, esmeraldas o zafiros engarzados en oro. La ‘rosa del desierto’ es, por méritos propios, la gran experiencia sensorial de la oferta cultural catarí.

El triángulo de oro de Doha

El Museo Nacional de Qatar se encuentra prácticamente frente a otro de los grandes referentes del arte en el país, el Museo de Arte Islámico.

Se sitúa entre el mar y el zoco Souq Waqif, forma el ‘triángulo de oro’ de toda visita obligada a Doha. Son sus tres principales joyas.

El Museo de Arte Islámico no podía ser menos y su diseño se encargó a otro galardón Pritzker, I.M. Pei, mundialmente reconocido por la pirámide del Louvre de París.

En este museo se rediseñaron los elementos tradicionales de la arquitectura islámica tradicional, en concreto se fija en la mezquita de Ibn Tulun, la más antigua de El Cairo, para fusionarlos con la arquitectura moderna.

Vista del Museo de Arte Islámico, obra del premio Pritzker I.M. Pei. Foto: Alberto Estevez/EFE

Y además, lo hace en una isla artificial ganada al mar arábigo en el paseo marítimo capitalino de La Corniche.

El museo se articula en cinco plantas en las que recorrer 14 siglos de arte islámico con especial atención a estos imprescindibles: el manuscrito Shahnameh, el Libro de los Reyes y la placa de esmeralda tallada del siglo XVI.

Durante la Copa del Mundo de Qatar 2022, y durante todo el invierno, sus jardines cobran vida y en ellos es habitual encontrar mercadillos durante el fin de semana (viernes y sábado), clases de yoga o familias de pícnic.

Deporte interactivo y Diego Maradona

Otro de los museos que ningún visitante puede perderse es el Museo Olímpico y del Deporte 3-2-1 situado en el estadio Khalifa de Al Rayyan que acogerá seis partidos de la Fase de Grupos, uno de octavos de final y por el tercer puesto.

Durante el Mundial de Qatar 2022, acoge además la exposición temporal “Mundo de Fútbol” en la que recoge la historia del balompié desde sus orígenes.

En esta muestra, los visitantes podrán encontrar objetos que todo buen aficionado sabrá apreciar.

Está la camiseta que Diego Maradona usó en México 86, el balón que se usó en la primera Copa del Mundo de Uruguay en 1930 o un busto de bronce del pie derecho de Pelé.

Como parte de su colección permanente, los visitantes pueden deslizarse por fotos y objetos de leyendas del deporte como Roger Federer y Steffi Graf, Tom Brady y Jonah Lomu, Hicham El Gerrouj o camisetas de futbolistas como Zinedine Zidane, Lionel Messi o David Beckham.

Entrada al Museo Olímpico y del Deporte 3-2-1 situado en uno de los estadios con mayor solera del país, el Khalifa de Al Rayyan. Foto: Alberto Estevez/EFE

Arte moderno árabe

Otra de las opciones interesantes es visitar el MATHAF, el Museo de Arte Moderno, con sus cerca de 9.000 obras de artistas del mundo árabe desde la década de 1840 a través de pinturas, lenguaje visual o esculturas, en una de las colecciones más relevantes de artesanía y arte árabes del mundo.

El edificio en el que se encuentra es un espectáculo en sí mismo. Una escuela renovada en 2010 por el arquitecto francés Jean-François Bodin que se encuentra en el complejo del Educational City de la Qatar Foundation.

La zona merece una visita al acoger también la mezquita de Education City, la Biblioteca Nacional de Catar, que diseñó Rem Koolhaas y el Jardín Botánico Coránico.

 

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Entradas y el ‘one pass’

Como en cualquier país del mundo, los museos se pueden visitar de manera independiente, a precios que rondan los US$13 a US$27 con las exposiciones temporales incluidas, o adquirir un pase especial durante el Mundial Qatar 2022 para museos, el One Pass, en tres modalidades.

El One Pass Gold permite por US$100 visitar cinco museos, las exposiciones temporales y obtener descuentos en otros eventos e incluso en establecimientos para cenar.

Por su parte, el One Pass Platinum permite por unos US$137 acceso ilimitado a los cinco principales museos y amplía los descuentos en establecimientos para cenar y tiendas.

Por último, el One Pass Diamond permite por unos US$550 ampliar los descuentos y vivir una experiencia VIP en las visitas. Todo un lujo para los visitantes al Mundial con ganas de profundizar aún más en la rica cultura catarí.

Con información de: EFE

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