Nuestros antepasados acertaron muchas cosas sobre el futuro, sobre ese lejano siglo XXI que imaginaban como si fuese una película de ciencia-ficción. También fallaron en muchas: ni autos voladores, ni gente con vestidos que parecen de papel de aluminio, ni personas disfrutando de unas agradables vacaciones en su casa de la Luna o de otros planetas.
Una empresa tecnológica ha decidido ponerse en marcha para cumplir, al menos, la profecía de poder habitar en la Luna, aunque por el momento con muchas limitaciones. Es cierto que el proyecto va para largo, pero un requisito indispensable para cumplir un objetivo para llegar, sin duda, es dar el primer paso.
Se trata de Instarz, una compañía ubicada en Puerto Rico, a cuya cabeza se encuentran sus dos fundadores, Joshua Castro y el cofundador Roberto Rodríguez, con el objetivo de crear una estructura que permitiera a las agencias espaciales y a las empresas privadas establecer una presencia humana sostenible en La Luna.
Este movimiento se da en un momento en el que existe un creciente interés por superar los límites espaciales alcanzados hasta el momento por la humanidad. “Esa exploración del espacio responde a un interés intrínseco al ser humano, los hombres tienen que explorar”, según el astrofísico Ulisses Barres.
En este contexto, no es extraño que se haya abierto una carrera por ser el primero en ofrecer la infraestructura necesarias para hacerlo posible. Uno de los contendientes es Jeff Bezos, fundador de Amazon. Bezos reveló sus planes para desarrollar un artefacto que permitirá al ser humano volver a suelo lunar. También la empresa texana Orion Span, quien pretende construir un hotel espacial de lujo.
Remnant
El proyecto que desarrolla Instarz, supone un intento de establecer un entorno habitable en la luna, que permita a agencias gubernamentales, como la NASA o la ESA, y como a otras organizaciones públicas y privadas realizar pruebas y experimentos que podrían informar futuras misiones tripuladas en el espacio profundo.
«El hábitat lunar fomentará la investigación científica, incluida la adaptabilidad del cuerpo humano en entornos hostiles y de baja gravedad», afirma la compañía. Su presentación oficial se realizó el pasado 16 de julio, para hacerlo coincidir con una importante efeméride espacial: el 50 aniversario del alunizaje del Apolo 11.
El artilugio fue bautizado como Remnant, término con el que se le conoce a los restos de una explosión de supernova. Se trata una estructura habitable que es expandible y sostenible, con la capacidad de adaptarse a diferentes finalidades y misiones. En su interior podrán habitar hasta ocho personas durante doce meses.

Remnant está diseñado para poder ser transportado por un vehículo de lanzamiento de cinco metros y proporcionaría un volumen presurizado de 1 mil metros cúbicos. Además, su montaje será muy sencillo, ya que se trata de piezas prefabricadas que incluyen un sistema de ensamblaje autónomo.
Se prevé que la estructura cilíndrica use filas de estabilizadores ajustables a cada lado para darle una base estable en la superficie de la luna. Además, contará con tecnología que permitirá aprovechar los recursos que existen en el satélite, como el agua y el hielo, que podrán usarse para consumo humano o producción de combustible.
Una de las grandes preocupaciones de la compañía es que sea lo suficiente resistente como para soportar las duras condiciones del terreno. Por ello, contará con un sensor de escombros orbitales micrometeoritos para protegerlo del duro entorno lunar.
¿Cuándo estará listo el habitat lunar?
El hábitat también está diseñado para soportar sistemas de soporte vital de circuito cerrado, lo que significa que sus «inquilinos» podrán sobrevivir sin la necesidad de provisiones externas. Las fuentes de energía renovables, incluida la electricidad generada por energía solar, se utilizarían para alimentar los sistemas a bordo.
El proyecto se encuentra actualmente en la etapa de financiación inicial, y la compañía busca inversores para financiar el prototipo de primera escala y comenzar la etapa de desarrollo tecnológico.
Las estimaciones sitúan el costo de desarrollo actual del hábitat en menos de US$1 millardo. Según los tiempos que maneja la compañía, para el 2028 Remnant será una realidad para poder poner en marcha las primeras pruebas reales.
Sin duda, parece un proyecto apasionante y quién sabe si no estamos más que ante el primer esbozo de un proyecto que cambiará la vida del ser humano y nos abrirá las puertas más allá de los confines conocidos.
Con información de: idealista.com