La futurista ciudad The Line, que se levanta en Arabia Saudí, es un proyecto ambicioso que promete ser una ciudad sostenible, eficiente e inteligente, capaz de albergar a 9 millones de habitantes, será un infierno según un estudio publicado en la revista Nature.
El estudio dirigido por Rafael Prieto-Curiel y Dániel Kondor se denomina ‘Arguments for building The Circle and not The Line in Saudi Arabia’, y destaca algunos motivos negativos por los que vivir en esta ciudad futurista se convertiría en todo un infierno.
Prieto-Curiel, investigador jefe del estudio del Complexity Science Hub (CSH), refiere que «hay motivos por los que la humanidad tiene 50.000 ciudades y todas ellas son de alguna manera circulares». Unos motivos que condenan a ‘The Line’ a ser un infierno.
Además, destroza los fundamentos urbanísticos de ‘The Line’, construida en la provincia de Tabuk sobre una planta en línea recta de 170 kilómetros.
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La urbe está organizada en dos hileras de rascacielos de acero y cristal de 500 metros de altura, más altos que el Empire State Building o cualquier edificio en Europa.
Entre las dos líneas ininterrumpidas —en una planta de 200 metros de ancho— están los espacios abiertos, transporte y ocio.
Neom, la promotora del proyecto, espera que 9 millones de almas pueblen este purgatorio de lujo en el desierto, detalla el medio El Confidencial.
La forma menos eficiente para una ciudad
El príncipe heredero del reino y presidente de Neom, Mohamed Bin Salmán, promete un modelo de ciudad autosostenible, sin emisiones de CO₂, con acceso a todos los servicios a tan solo cinco minutos a pie y con trenes automatizados de alta velocidad que unirán los extremos en 20 minutos.
Según el estudio, esto será imposible en una ciudad de trazado lineal, donde la densidad de población será de 265.000 personas por kilómetro cuadrado, unas diez veces mayor que la de la isla de Manhattan, en Nueva York.
«Si eligiéramos a dos personas al azar estarían de media a 57 kilómetros de distancia la una de la otra. Y si escogiéramos una distancia de un kilómetro entre dos puntos cualquiera, sólo el 1,2 % de la población se encontraría a esa distancia«, explica el investigador.
Para el experto, si en lugar de una línea, la forma de la urbe fuera un círculo con un radio de 3,3 kilómetros, la distancia entre dos personas cualquiera sería de tan sólo 2,9 kilómetros.
Es decir, el 24% de la población estaría situada a una distancia cómoda para recorrer a pie.
Los habitantes de esa urbe circular podrían desplazarse caminando, en bicicleta u otros medios de transporte que hagan innecesario el tren de alta velocidad que está planeado.
Desplazamientos largos
Ese tren de alta velocidad es otra de las ideas descabelladas de ‘The Line’. En la práctica, no será de alta velocidad ni cumplirá su promesa de ser un transporte público eficiente.
Para que todos los habitantes estén a una distancia práctica de una estación de tren, el estudio afirma que la línea deberá tener al menos 86 estaciones.
Como consecuencia del número de paradas, los trenes no podrán alcanzar su velocidad teórica entre dos estaciones consecutivas, como explica Kondor, coautor del estudio.
Al menos un 47 % de la población tardará en desplazarse como mínimo 60 minutos porque el trazado lineal de la ciudad hará que la mayoría de la gente viva demasiado lejos de su destino.
El resultado es que los habitantes gastarán más tiempo en cada desplazamiento en comparación con otras grandes ciudades, como Seúl, en Corea del Sur, donde 25 millones de personas se desplazan en un máximo de 50 minutos.
«Incluso con líneas exprés adicionales, las ganancias del tren de alta velocidad son limitadas debido a los transbordos adicionales necesarios», señala Kondor.
Impacto ambiental
Mohamed bin Salmán decidió usar los ingresos del petróleo para financiar inversiones que modernicen el país para reducir su dependencia de los hidrocarburos como motor económico.
‘The Line’ es sólo una parte de Neom, un gigantesco complejo futurista de US$500.000 millones que abarca 26.500 kilómetros cuadrados en la región de Tabuk.
Su objetivo es convertirse en el mayor centro de innovación, tecnología y turismo del mundo. Sus promotores esperan que este centro cree 380.000 nuevos puestos de trabajo y estimule la diversificación económica del país.
Neom y ‘The Line’ deben funcionar con energía 100 % renovable y estar libres de carreteras, automóviles y otros emisores de CO₂.
Sin embargo, la realidad, según estos expertos, es que su construcción requerirá movimientos de tierra masivos, grandes infraestructuras de transporte de vehículos, energía, agua y desechos, y una cantidad colosal de materiales con su producción de CO₂ e impacto medioambiental. Estos gastos tendrán un efecto negativo incalculable.
Los investigadores afirman que es fundamental entender las consecuencias de una megaciudad de esta envergadura, «sobre todo si ‘The Line’ se trata como un escaparate de las tecnologías más modernas de construcción y urbanismo».
En lugar de ser la ciudad futurista más eficiente del mundo —como nos quiere vender Bin Salmán— es en realidad un paso atrás en el desarrollo urbanístico y un titánico error de 170 kilómetros de largo y 500 metros de altura.