En Buenos Aires hay una vivienda que se destaca sobre el resto de las propiedades que se ofrecen en venta en el mercado. Se trata de la más cara por su cotización y una de las más amplias en cuanto a superficie —2.805 m²—. Para tenerla se debe pagar nada US$10 millones. Pero nadie la compra, al menos hasta el momento, lleva tres años a la venta.
Es la joya icónica denominada Casa Basavilbaso o Mansión Estrogamou. Se construyó en 1905 y se diseñó en estilo Art Noveau y con una arquitectura selecta de otro tiempo.
«Dentro de sus ambientes hay mucha historia y algo que la caracteriza es que tiene varios ingresos, incluido uno que hace más de 100 años se utilizaba para carruajes y hoy es el ingreso vehicular», destaca en un artículo de Infobae el periodista José Luis Cieri.
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Aunque se mantiene en buen estado, este inmueble ubicado en el barrio de Retiro, sobre Basavilbaso al 1200, quien pueda comprarla deberá hacerle algunas reformas para que luzca reluciente.
Tres años en el mercado
En la primera década de 1900, la familia Estrugamou construyó esta casa de estilo ecléctico influenciado por barroco francés. La mansión es pequeña en comparación a su pariente más famoso: el Palacio de la calle Arroyo y Esmeralda.
En el presente hay varios herederos que intentan vender la propiedad de Retiro a un «valor alto» (de acuerdo al metraje y calidad edilicia) y en un momento donde el mercado inmobiliario atraviesa un panorama complejo. Sin embargo, como siempre se dice para este tipo de propiedades “ya aparecerá el novio”, el que invierta o haga una propuesta que seduzca a los propietarios.
En 2017, la vivienda formó parte de la Noche de los Museos, y en 2019 fue el lugar para una fiesta de casamiento de uno de los hijos de los actuales dueños en la que participaron cerca de 400 invitados.
Cómo es la propiedad de los US$10 millones
Otro enigma que posee esta estructura edilicia es que no se sabe quien la diseñó. Al pasar por su frente, desde la vereda, intrigan sus puertas gigantes. Tiene una reja negra y un jardín lateral, con una fuente y da hacia el centro de la manzana.
La casa estuvo ocupada hasta hace unos 11años, cuando falleció el último habitante, y los dueños actuales la visitan, pero muy poco, igual está protegida. Tiene 12 ambientes, 10 cocheras, cinco baños y techos de más de 6 metros.
Cuenta con los herrajes originales, pisos de madera de roble de Eslavonia y boiserie en las paredes. Conserva su ascensor original y dos terrazas transitables en la planta alta y un patio-jardín en la planta baja.
Tiene grandes molduras y ventanales. Hay balcones con balaustradas y columnas jónicas en la entrada lateral. Los herrajes, cerramientos y fallebas están cubiertos de bronce original.
Al ingresar, en la planta baja se encuentran el hall y toilette de recepción, escritorio, hall central de doble altura, comedor, sala de estar con chimenea, biblioteca, sala de música, dos habitaciones, una gran cocina, comedor diario, lavadero, áreas de servicio y jardín-patio.
En la planta baja se puede apreciar una escultura de hierro con la inscripción de Val D’Osne 58 b-Voltaire París, inventor de la técnica ornamental de hierro fundido. Esta pieza decorativa se declaró como “Bien de interés cultural de la ciudad”.
Los salones de uso social muy frecuentados hasta la década del 40′ como el comedor, sala de billar y de música están en la planta baja y no tienen baños cerca, algo que era habitual en otras épocas.
En la planta alta hay 8 dormitorios, hall distribuidor, escritorio, 4 baños completos y balcones.
Mercado limitado
La Mansión Estrugamou es comercializada por más de cinco inmobiliarias y aún no pudo venderse. Según informan es ideal para desarrollistas, hotel, instituciones del Estado, o empresas privadas.
“Este tipo de propiedades es demandada por embajadas o empresas. También por productoras audiovisuales que necesiten adaptar una obra de 1900″, dijo a Infobae Sofia Moñino, bróker de Martín Pinus Real Estate.
El mercado para este tipo de propiedades siempre ha sido muy limitado por su volumen natural, cuentan los expertos.
En los últimos años, se ha ido reduciendo aún más dado que muchas embajadas prefieren concentrar su actividad en un solo país y desde allí atender a la región, o prefieren alquilar o comprar pisos en edificios corporativos que son más eficientes.
Con pandemia, la forma de trabajar migró mucho a las reuniones virtuales y donde los funcionarios no se instalan en su nuevo destino por las limitaciones de la cuestión sanitaria.
Adicionalmente, este tipo de propiedades son muy caras de mantener y los países ya no están dispuestos a gastar tanto en sus sedes. Buscan edificios reciclados u oficinas corporativas.
«Los valores pedidos aún no se han adaptado al mercado de compradores o inquilinos locales. Hay varios casos de edificios en Recoleta o palacios familiares tradicionales que se transformaron en sedes universitarias donde se dan posgrados«, destacó Ignacio Camps, director de Evoluer.
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Sin embargo, no todo está perdido para esta propiedad argentina de US$10 millones. Moñino resaltó que la escalera principal y su gran amplitud que brindan sus techos de seis metros son algunos de los detalles que la hacen destacar. «También puede emplearse para eventos, casamientos, entre otras opciones», concluyó.
