El covid-19 alteró el equilibrio entre forma de trabajo, tecnología y espacio físico. ¿Qué tendrá que ofrecer la oficina para volver a atraer a los usuarios?, ¿Cuál será el impacto de la crisis en los modelos de trabajo, y en consecuencia en el diseño de los espacios de trabajo y el real estate corporativo?

Recientemente más de cien líderes de gestión de personas y espacios corporativos de numerosas empresas en más de 15 países respondieron a estas preguntas en la campaña The Smart Podcast, realizada por 3g Smart Group.

Los entrevistados coinciden en que la pandemia aceleró ciertos principios o tendencias, que ya existían aunque de manera invisible.

Diseño centrado en las personas

A medida que el trabajo sea más flexible, la oficina será un lugar más cómodo y humano, orientado a las personas y su bienestar. El diseño del espacio se basará menos en lo individual, necesitará un enfoque orientado a la experiencia de los usuarios, sus perfiles y necesidades reales.

Al mismo tiempo el diseño del espacio estará cada vez más influenciado por los principios de lugares multiuso y adaptables, re-configurables y auto-componibles, capaces de expandirse o contraerse. Sin olvidar incluir áreas para reuniones dinámicas e informales.

Modelo de trabajo distribuido

La crisis demostró que el trabajo ya no es la oficina a la que se va sino la actividad que se realiza, más allá del lugar. No obstante el trabajo remoto puede ser inviable para muchas personas y organizaciones, por lo que se explorarán modelos de trabajo distribuido.

Es decir, personas trabajando juntas independientemente de su ubicación física. Unos trabajarán en la sede corporativa, otros en espacios de coworking, y otros desde casa. Sin embargo, todos interconectados a través de tecnologías y con aplicaciones online  que permitan optimizar la ocupación del espacio.

La sede corporativa formará parte de este ecosistema distribuido de lugares, aunque será menos relevante. Será a donde los que quieran podrán ir para reunirse y colaborar en persona, fortaleciendo así las relaciones y reforzando la cultura de la organización.

Comunidad y sentido de pertenencia

Nada puede reemplazar el tiempo cara a cara con los compañeros de trabajo porque esa proximidad acelera la química que fortalece vínculos. El espacio físico deberá facilitar lo que se conoce como “momentos intermedios”: la pausa alrededor del café o charlas de pasillo.

La oficina será cada vez más una plataforma para fomentar la colaboración y la interacción social física, porque es lo que genera el compromiso mutuo, el sentido de pertenencia compartido, y el capital social, sin lo cual la colaboración virtual es ineficaz.

“Smart Space”

La oficina convencional, con escritorios fijos y salas de reunión, resulta ser una de las principales barreras para las nuevas formas de trabajar. El diseño de entornos más flexibles, adaptables, y en beta permanente, permitirá a los propios usuarios ser protagonistas del cambio.

Con naturalidad y a través de simples cambios, ellos podrán configurar espacios para cada actividad y necesidad, desde el trabajo individual y concentrado hasta trabajar en equipo.

Será clave diseñar un espacio de trabajo multiuso y escalable, y adaptarse fácil y rápidamente a necesidades cambiantes y actividades diversas, y que a través de mobiliario flexible admita múltiples configuraciones, optimizando el uso del espacio.

Paisajes de trabajo diferenciados

Las personas ya no querrán ir a la oficina para hacer un trabajo individual que pueden hacer en casa. Para atraer y retener el talento, en vez de espacios uniformes, las organizaciones necesitan ofrecer una variedad de “paisajes de trabajo” diferenciados, dispersos y personalizados.

De esta manera satisfacer diversos tipos de trabajo y formas de hacer las cosas: trabajo individual y concentrado, en equipo y por proyectos, intercambiando ideas en workshops dinámicos, presentaciones, o en un café informal.

Se trata de crear paisajes de trabajo diferenciados que reconozcan la individualidad de cada persona y que incorporen lo informal, promoviendo un uso más eficaz del espacio al activar zonas de circulación y áreas intermedias.

La vida laboral fue reinventada en el espacio digital, abriendo los ojos de muchos a una forma de trabajo más flexible y a una nueva “realidad híbrida” donde lo físico y lo digital empiezan a integrarse con más naturalidad.

Como resultado del covid-19, el rol de la oficina deberá re-imaginarse como un espacio flexible y adaptable, integrado por paisajes de trabajo diferenciados, centrado en las personas, parte de un ecosistema distribuido de lugares, motor de la comunidad y el sentido de pertenencia, y reflejo de la cultura y valores de la organización.

Con información de: prensarealestate.com

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