El casco metropolitano de la ciudad de Guatemala no se dio una baja sustancial en los precios de la vivienda vertical durante la pandemia. A diferencia de países como España o El Salvador, en donde sí se vio el fenómeno, en el país no fue evidente una caída en los valores del mercado. ¿Por qué?
Lucia Rivers, cofundadora y gerente regional de Prime IQ, indicó que en parte se debe a la actual oferta y demanda que hay en Guatemala para la vivienda. «Si analizamos la vivienda vertical en general no estamos ni cerca de satisfacer las necesidades que hay en el país», dijo.
Si bien pueden existir nichos de vivienda lo suficientemente «abastecidos» por los desarrolladores, hay nichos que aún tienen una demanda muy alta. Se estima que poco más del 90% de lo que ofrece el mercado primario en el área metropolitana de la ciudad es dirigido a los segmentos A, B y C.
«Hay necesidad de vivienda. Aun con la cantidad de vivienda disponible, todavía hay suficiente demanda por cubrir», dijo Rivers al resaltar que la oferta actual se queda corta en comparación a lo que requiere el mercado. «La situación actual de los precios, va en función de la relación oferta y demanda», resaltó.
Agregó que los precios de vivienda en el segmento vertical podrían disminuir, solo en el caso que haya una disminución del inventario. Sin embargo, esa caída de los precios no sucederá a nivel general por lo que no habría una sobreoferta de propiedades en todos los nichos, únicamente en específicos.
Los «descuentos»
Juan Francisco Sandoval, CEO de Inmosight, comentó que la variación de los precios depende del «momento en el cual se encuentre el proyecto inmobiliario». Es decir, unos están en la etapa de planeación, venta con promesa de entrega a futuro, en construcción o terminados.
En época de pandemia, dependiendo en la fase en la cual se encontraba el proyecto, así fue la velocidad de reacción y la necesidad de los desarrolladores (o constructoras) para ajustar sus precios a lo que se vivía en ese momento.
«Sé de un proyecto que estaba entregando ya las unidades, pero se cayeron sus ventas. Por ejemplo, una pareja de esposos se quedó sin trabajo por la pandemia. Cuando el banco hizo una revisión de su caso, les negó el crédito, aun cuando el inmueble estaba listo para entrega», contó Sandoval.
Casos como el anterior, sirven para entender la dinámica a la que se enfrentan los desarrolladores, situaciones de las que tienen que encontrar una salida. Fue así como hubo unos, en medio del confinamiento, decidieron «hacer descuentos», pero no necesariamente en términos monetarios.
Cada quien encontró su propia ruta para atraer a los potenciales compradores. Sandoval recordó el caso de desarrolladoras que sortearon un automóvil o viajes. Hubo otras, que por la compra del inmueble incluían como «regalo» equipo de línea blanca o un mueble.
El reto para los precios en 2021
Si bien resulta obvio que hay un déficit habitacional a nivel macro en el país, la demanda real se obtiene al analizar los micro sectores, según Sandoval. Este último dato de la demanda real sirve a las desarrolladoras e inmobiliarias para aplicar sus proyecciones de venta.
«Ahora sé es muy cauto en esos análisis porque el demandante cambió sus hábitos de compra. El 2021 va a significar un reto para los precios y lo que ofrezcan las desarrolladoras para satisfacer las necesidades que surgieron con la pandemia», señaló el CEO de Inmosight.
Las opiniones de Lucia Rivers y Juan Fransico Sandoval se conocieron en el webinar de República Inmobiliaria «Sector inmobiliario: qué esperar para el primer semestre de 2021», realizado con el apoyo de Cementos Progreso, FERCO y Banco Industrial.
Aquí puedes ver el seminario web completo: