Algunas promotoras chinas han comenzado a recibir sandías, trigo, ajos o melocotones para hacer descuentos a los compradores de vivienda ante la debilidad del mercado y las restricciones a las bajadas de precios impuestas por las autoridades.
El diario South China Morning Post informó que una constructora de Nanjing hace un descuento de unos US$15.000 si el comprador de un piso nuevo les entrega 5.000 kilos de sandías. Eso se traduce en que la promotora pagaría cinco veces más por cada kilo que el precio actual en el mercado mayorista.
Los pisos que vende esta promotora, Nanjing Seazen Holdings, salieron al mercado con un precio de unos US$2.810 por metro cuadrado, es decir, entre US$224.000 y US$344.000 por apartamento.
En Wuxi, otra constructora acepta melocotones para descontar hasta US$28.200, mientras que en la provincia central de Henan una promotora rebajó sus precios en hasta US$24.000 a cambio de trigo o ajo. Con 30 pisos vendidos, la empresa acumula hasta 430.000 kilos de ajos.
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«Como los gobiernos locales no les autorizan a llevar a cabo rebajas de precios a voluntad, las promotoras se tienen que buscar maneras disimuladas de hacer descuentos«, explicó Zhang Dawei, analista jefe de la agencia inmobiliaria Centaline.
«Suelo» a los precios inmobiliarios
A finales del año pasado, ante la crisis de grandes firmas del sector como Evergrande, la desconfianza de los posibles compradores se tradujo en un frenazo del mercado. Las promotoras respondieron bajando sus precios para tratar de acelerar sus ventas con el objetivo de recuperar su inversión y pagar a sus acreedores.
«En algunas ciudades, si las rebajas de precios no son suficientemente grandes, los compradores no llevarán a cabo adquisiciones. En algunas zonas, las ventas no son satisfactorias, así que a las promotoras les falta capital», indicó el consejero delegado de Centaline, Andy Lee.
Según South China Morning Post, entre enero y mayo las 100 principales inmobiliarias del país vendieron un 50 % menos que en el mismo período de 2021.
Sin embargo, las autoridades de decenas de ciudades pusieron un «suelo» a los precios inmobiliarios, limitando los descuentos que podían hacer las constructoras para evitar una «disrupción del orden normal» del mercado inmobiliario.
Si bien el Gobierno parece decidido a enfriar la burbuja inmobiliaria, no quiere pincharla de forma abrupta porque muchas familias chinas han confiado en este sector para invertir sus ahorros.
En 2018, el gigante inmobiliario Country Garden se enfrentó a protestas en varias ciudades tras anunciar descuentos de hasta un 30 %, enfureciendo a los compradores que habían pagado el precio completo.
La posición de muchas promotoras se vio comprometida desde finales de 2020 tras una campaña contra las agresivas políticas de apalancamiento en las que se habían apoyado durante años muchas inmobiliarias. El Ejecutivo chino limitó el acceso a la financiación a las compañías más endeudadas.