Bea de Paz, directora de diseño y líder global de proyecto de uso mixto para Gensler Latinoamérica, participó en el segundo seminario de Arquitectura y Diseño de Proyectos Comerciales, organizado por la Asociación de Centros Comerciales de Guatemala (ACECOGUA), el 27 de septiembre en Cayalá (Ciudad de Guatemala).
Su ponencia se enfocó en “El futuro es mixto: la fórmula para crear destinos”, en la cual compartió su experiencia en proyectos comerciales con un enfoque hacia el usuario.
De Paz resaltó que la arquitectura sigue cierto patrón colectivo que está pasando no solo en Latinoamérica, sino en todo el mundo, y es que la gente busca estar más conectada en los espacios comerciales. Resaltó que el cambio lo impulsó la pandemia covid-19, donde los espacios abiertos cobraron relevancia y es algo que se mantiene.
También refirió que en la actualidad los centros comerciales requieren que sean permeables y que estén conectados, para que con ese mix se logre formar la identidad del lugar. Por ello, mencionó que es importante que los desarrolladores se imaginen destinos a la hora de crear proyectos comerciales, los cuales pueden combinar varios usos no solo comercio, sino también residencial, oficinas y otros.
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“Vamos a imaginar destinos que nos den un sentido de comunidad, que nos den una experiencia auténtica”, destacó. Agregó que los proyectos comerciales pueden llegar a ser un destino, donde las personas se sienten conectadas, llegan a tener el sentido de pertenencia.
¿En qué consiste desarrollar ese futuro mixto para que un centro comercial se convierta en un destino?
— Tenemos diferentes maneras de medir el éxito, pero, sobre todo, uno es decodificar la cultura del lugar, tenemos que entender los lugares, tenemos que entender la psicología de las personas. ¿Qué es lo que quieren?, ¿Qué es lo que buscan?, ¿Cómo han cambiado nuestras comunidades en los últimos años? Tenemos que estar en el presente y empezar a mirar un poco al futuro.
Todo empieza con las experiencias humanas, entender sus necesidades y yo creo que después empiezan a salir los diferentes usos que debemos traer a los centros comerciales para que puedan crearse destinos.
Usted hablaba un poco de que ahora se están combinando oficinas, la experiencia de un hotel, los comercios, ¿cómo se combinan esos diferentes usos?
— Diría que la primera parte de la mezcla debería ser residencial, porque es lo que nos va a traer una identidad del lugar: Residentes, personas que viven en el lugar, que están 24/7 y que utilizan los comercios de diferentes maneras.
Un residente usa la parte del comercio de conveniencia, al igual que otro tipo de comercios como comidas y también de ocio. Para mí, residencia es lo primero que debemos ver, como una mezcla para los centros comerciales.
Las oficinas se están transformando por el tema híbrido. Las personas están trabajando y no solamente desde las oficinas, trabajan desde la casa, en los hoteles y en el centro comercial… sí, hay que traer el tema de las oficinas, o el de coworking, pero no necesariamente de la misma manera que lo estábamos haciendo antes, va más incorporados con otros temas.
¿En Guatemala, hay potencial para desarrollar este tipo de proyectos?
— Ustedes ya lo ha comenzado. De los lugares que yo he ido, empezando por Cayalá, que es una ciudad aparte, es muy permeable, es muy caminable. Es una ciudad que básicamente puede venir cualquier persona que puede llegar a este lugar, puede disfrutar de todas las amenidades.
Creo hay muchos proyectos en diferentes zonas, que son más comerciales, que tiene el tema de los restaurantes y también me he dado cuenta de la permeabilidad.
La permeabilidad creo que tenerlo en cuenta es número 1. Nosotros como arquitectos debemos mantener siempre ese foro y esa conversación abierta con los desarrolladores y con nuestros clientes.
Pero ya estamos ahí, o sea, creo que eso era un tema, podría decir muy latinoamericano y en otros lugares que estábamos viendo hasta hace pocos años antes de la pandemia, y ya la conversación ha ido cambiando.
Guatemala es un lugar, un país, una ciudad, donde ya eso se está viendo en los proyectos futuros, hay un interés de tener esas conversaciones.
¿Cuál es el rol principal del arquitecto y el diseñador en el desarrollo de centros comerciales en la actualidad?
— Como dije en mi ponencia, los arquitectos nos hemos convertido en estrategas, en psicólogos, en diseñadores, básicamente somos catalizadores de la conversación inicial.
El arquitecto hoy día tiene una responsabilidad tanto con lo cultural tanto con el medioambiente como con las ciudades y generación de experiencias. Somos facilitadores de este tipo de conversaciones justo al inicio de los proyectos.
Antes los arquitectos estábamos más involucrados después que ya se había concebido un concepto para un lugar donde simplemente un cliente, un grupo venía ya con una idea definida de lo que el lugar podía ser. Hoy día tenemos que ser parte de esta conversación, porque somos los que estamos trabajando con diferentes clientes, hablando con diferentes tipos de ciudades, lo que estamos en el mundo y de ahí es que nosotros estamos aprendiendo esas enseñanzas y se las estamos trayendo para cada uno de nuestros clientes.
Para mí lo más importante es que somos parte de la conversación inicial, no somos la segunda parte de esa conversación, donde simplemente venimos a hacer el resultado de lo que una desarrolladora ya quiere hacer. Vamos a integrar todos las partes desde un principio antes de poner lápiz al papel o de poner el ‘Apple Pencil al iPad’.
¿Qué pasa si los desarrolladores de centros comerciales no se adaptan a estos cambios de este modelo mixto?
— Algo que es muy importante entender, o sea, sí, dependiendo de la localidad y del lugar en donde esté el centro comercial, quizá no hay necesidad de convertirlo en un lugar de uso mixto, porque el contexto ya provee ese mix, ya provee todo.
Es importante entender en cada uno de los proyectos, que a lo mejor no somos nosotros los arquitectos trayendo el mix, sino que ya el mix existe y nos toca traer a la mesa el tema: “De que ya tú tienes esto en esta localidad, 200 metros de tu lugar, tienes un espacio que puede ser un gimnasio, pero no tienes que poner un gimnasio en tu lugar. Tienes un hospital a 400 metros, quizá. No tienes que traer el tema del hospital acá”.
Entonces hay un análisis profundo de un contexto, que muchas veces en Latinoamérica los centros comerciales son urbanos, diferente a los centros comerciales en EE. UU, que son suburbanos. En los suburbanos es donde tenemos que empezar a traer muchas otras cosas: residencias, densidad.
En nuestros países latinoamericanos muchas veces ya tenemos la densidad y no hay que añadirla, creo que es la parte importante.
¿Se podía implementar este tipo de proyectos en áreas poco desarrolladas?
— Exactamente. Aquí otro tema es que un proyecto de uso mixto no tiene que ser de la escala de Cayalá todo el tiempo, puede ser un proyecto muy pequeño que cataliza una comunidad.
Hay proyectos, un ejemplo, como proyectos de alimentos y bebidas, como ‘food hall’ que han salido en diferentes partes de las ciudades, que han sido en centros históricos y han sido catalizadores de comunidad. Han traído una energía. Han traído una oferta a un lugar donde no existía, entonces empieza a ser un atractivo también, un generador de seguridad.
Por ejemplo, el generar actividad en un lugar, sobre todo en nuestras ciudades, también genera el sentido de seguridad, que no son lugares desolados donde no sucede nada, sino que empezamos a atraer a las personas a los lugares, a salir de su casa, a sentir el sentimiento de la comunidad.
Creo que eso es algo superimportante que tenemos que tener en cuenta, que puede ser un solo tipo de proyecto en el que puede ser el catalizador de comunidades, no tienes que traer el ecosistema completo para generar eso.