El retraso de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 hasta el próximo año a causa de la pandemia del COVID-19 (coronavirus) provocó un efecto secundario que afecta de lleno al mercado inmobiliario.
Desde los Juegos de Barcelona 92′ a los celebrados en Río (Brasil, 2016), las villas olímpicas han evolucionado, pero ¿qué pasará con la construida en la capital de Japón?
Los planes de los organizadores de los Juegos pasaban por convertir las 23 torres construidas en la bahía de Tokio en 4 mil apartamentos de lujo, un 25% de los cuales ya estaban vendidos a particulares.

Los nuevos propietarios tenían que esperar hasta septiembre para poder ocupar las viviendas, algo que el retraso de la cita deportiva hasta 2021 ha puesto en duda para los futuros dueños.
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Pregunta sin respuesta
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, admitió “es una pregunta que ahora no tiene respuesta”, cuando se le consultó sobre el futuro de la obra.
“La villa olímpica es donde palpitan los Juegos y aplazarlos implica que todo el mundo tendrá que hacer sacrificios”, anticipó, sobre una solución que podría no agradar a los futuros inquilinos.
A la espera de saber cuáles son y quién debe hacer estos sacrificios, la villa olímpica de Tokio 2020 deberá esperar para seguir los pasos de sus predecesoras.
En este sentido, desde Barcelona 92′, la mayoría de complejos de viviendas para deportistas pasaron a ser nuevos barrios o núcleos residenciales.

Sin embargo, tanto Tokio como Río de Janeiro, donde se celebraron los Juegos en 2016, decidieron convertir su villa olímpica en apartamentos de lujo, levantándolas en zonas apartadas del entramado urbano.
La ciudad brasileña aprovechó los Juegos para crear Ilha Pura, un complejo residencial de lujo ubicado en la Barra de Tijuca, un suburbio al este de la ciudad.
En total, se construyeron 31 torres de apartamentos con 17 plantas cada una, que, tras acoger a 18 mil personas durante el evento deportivo, se convirtieron en 3 mil 604 apartamentos de lujo.
A diferencia de estas dos ciudades, tanto Londres, que hospedó los Juegos en 2012, como Pekín, en 2008; Atenas, en 2004; Sidney, en 2000, y Barcelona, en 1992, aprovecharon las residencias temporales para atletas para levantar nuevos barrios o núcleos urbanos.
Villas olímpicas reconvertidas
El caso paradigmático es Barcelona, que usó el evento deportivo para transformar por completo su fachada marítima. En este sentido, la ciudad reformuló barrios, se crearon parques y se recuperó un playa.

Por su parte, tanto Sidney como Atenas reconvirtieron sus villas olímpicas en suburbios residenciales. Así, la ciudad australiana creó la localidad de Newington y la capital griega construyó el núcleo de Partitha.
Londres aprovechó los Juegos de 2012 para levantar el nuevo barrio East Village, donde se construyeron 2.818 viviendas, de la cuales, 1.379 fueron destinadas a alquiler y venta de protección oficial.
La excepción de Atlanta
La única ciudad olímpica que no convirtió las residencias para los deportistas en pisos fue Atlanta, que aprovechó los Juegos Olímpicos de 1996 para ampliar los campus universitarios de las universidades locales.
* Con información de: ejeprime.com