Hace unos días, en la radio escuché cómo las personas en Guatemala pueden pasar hasta cuatro horas diarias en el tráfico para movilizarse de su casa a su oficina. Esto significa que —tomando como referencia una jornada laboral de lunes a viernes— estas personas pasan en promedio 40 días del año en su carro

Supongamos que vivimos y trabajamos en el mismo lugar durante 10 años… vamos a pasar más de un año en el carro. ¿Qué sacrificamos en esta jornada de tránsito? Lo respondo sin titubear: Sacrificamos calidad de vida

Cuando las personas van a una entrevista de trabajo, una de las primeras preguntas es ¿dónde vive? El entrevistador está consciente que una persona que pasa cuatro horas diarias en el tráfico, llegará estresado, sus horarios se verán comprometidos y tendrán menos equilibrio en su vida; lo cual tiene un impacto significativo en el proceso de selección.

He visto a muchas personas mudarse de casas de 300 metros a apartamentos de 120 metros.

¿Qué estamos sacrificando?

Para padres con hijos pequeños nos estaremos privando de gozar muchos momentos sumamente valiosos de nuestros hijos, además de horas de sueño que pasan su factura emocional, así como de cosas pequeñas, pero de gran valor: Almorzar en nuestra casa comida recién hecha, en lugar de llevar la comida del día anterior en recipientes de plástico, tener tiempo de hacer ejercicio o gozar de mi libro o serie favorita al finalizar la tarde

En parejas maduras que viven fuera de la ciudad —aun cuando no suelen transportarse en horarios “pico”— cambiarse a zonas cercanas implica recorrer menos kilómetros de tráfico que con el paso de los años se vuelven más insoportables y estresantes, ver a sus nietos en las tardes, compartir con sus hijos cenas familiares entre semana, o regresar a tomar una pausa entre mandado y mandado.

¿Qué beneficio tienen las casas fuera de la ciudad? 

En los años que llevo trabajando en bienes raíces he descubierto que las objeciones para mudarse son razones de un valor intangible:

— No quieren sacrificar el jardín de su casa

— Se niegan a deshacerse de sus muebles antiguos que no caben en un apartamento de menos metraje

— Tienen miedo a cambiar la música del viento y los pájaros cantando por las bocinas de la ciudad

— Los detiene la añoranza de dejar la casa en la que vivieron tantos años.

Sin embargo, se olvidan que la vida es hoy, y en este momento tenemos la decisión de seguir creando “recuerdos” en el tráfico, o mejores recuerdos en una vida citadina cerca de nuestros seres queridos.  

Decididos a mudarse

He visto a muchas personas mudarse de casas de 300 metros a apartamentos de 120 metros. Sacan bolsas y bolsas de basura acumulada durante años: ropa, cajas humedecidas con papeles, sartenes y ollas viejas, muchos utensilios de jardín oxidados, computadoras obsoletas, impresoras que ya no sirven, regalos de boda que nunca usaron, entre muchas cosas más.

Y después de tirar y tirar, la nueva vida empieza: Los muebles viejos y grandes son reemplazados por muebles más compactos y modernos que tienen la misma funcionalidad, y que son escogidos con toda emoción.

Los closets de los apartamentos permiten tener únicamente la cantidad de ropa necesaria, que realmente es la que utilizamos, y nos permite ver cuando necesitamos cambiar y tirar o dejar de comprar.

La vista verde se cambia por una vista citadina, muy activa y estimulante.  Además, la cocina más pequeña y práctica es igual de funcional, solo que ahora está ordenada, con las cosas que realmente necesitamos

La sensación de cambiarse de una casa repleta de cosas a un apartamento con menos cosas es la misma sensación que se siente cuando se llega a un hotel: la mente agradece el orden y el minimalismo.

Amenidades

El jardín que antes teníamos que cuidar, ahora es un área común a cargo de la administración, con una cuota fija para cubrir jardinización

Además, tenemos amenidades que no teníamos en casa: piscinas climatizadas de hasta 20 metros, áreas sociales con juegos infantiles, salón de eventos para celebrar, y área de churrasquera impecable, con una vista panorámica a la ciudad que podemos reservar en cualquier momento. 

También, tenemos gimnasio en el mismo edificio, bien equipado y mucho más útil que nuestras antiguas pesas que nunca usamos. Por otro lado, también contamos con un business center, por si nos toca trabajar desde casa

En parejas maduras que viven fuera de la ciudad cambiarse a zonas cercanas implica recorrer menos kilómetros de tráfico

Del tráfico a caminar 

En zona 10 y 14, vemos a la gente caminando en las calles, en bicicleta, y con carruajes. Esa vida citadina, que solo se ve en primer mundo, se está recuperando en estas zonas, con iniciativas de desarrolladores, municipal y vecinos. 

Si esto fuera poco, los carros gastarán menos gasolina, irán menos a servicio, y pasarán más tiempo parqueados. La alarma del reloj sonará a las 7:oo  A.M., si es que aún es necesario. 

Existen razones para una mejor calidad de vida. Si bien es cierto que la decisión de mudarse no se toma a la ligera, es preciso tomar en cuenta que es una decisión importante para disfrutar la vida y la de los suyos.

 

Idea Central comenzó como inmobiliaria desde el año 1999. Luego de unos años se fue diversificando y a partir del año 2004 comenzó a desarrollar proyectos específicos para inversionistas. Actualmente, ha desarrollado más de 20 proyectos.

El contenido en la sección de Opinión es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la postura o la línea editorial del medio.

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